Tegucigalpa – La Coordinadora de Instituciones Privadas Pro las Niñas, Niños, Adolescentes, Jóvenes y sus Derechos (Coiproden) reveló una transformación significativa en los patrones migratorios de Honduras durante 2024.
A pesar de la disminución en comparación con años anteriores, el país centroamericano continúa siendo testigo del tránsito de un número considerable de menores migrantes.
El panorama migratorio ha experimentado cambios notables desde 2021, cuando se documentaron 17,590 migrantes extranjeros atravesando el territorio hondureño.
Esta cifra se multiplicó exponencialmente, alcanzando 188,858 en 2022 y disparándose a 545,043 en 2023. Para el cierre de 2024, aunque se proyecta una cifra inferior a 400,000 migrantes en tránsito, el flujo continúa siendo significativo.
La posición estratégica de Honduras en el corredor migratorio hacia Norteamérica ha convertido al país en un punto crucial para miles de personas que huyen de condiciones adversas en sus países de origen.
Este fenómeno, según expertos de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), tiene sus raíces en la década de 1980, cuando el país se transformó en un refugio durante los conflictos armados regionales.
«Honduras debe afrontar la migración en tránsito como un desafío permanente», señaló Arnulfo Sevilla, coordinador de proyecto de Coiproden, quien enfatizó la necesidad de garantizar los derechos de los menores durante su paso por territorio hondureño.
El análisis histórico revela un incremento dramático en 2019, con un aumento del 437% en el flujo migratorio irregular, solo interrumpido brevemente en 2020 debido a la pandemia de COVID-19.
Los expertos anticipan que esta tendencia migratoria persistirá en los próximos años, lo que plantea desafíos significativos para las instituciones hondureñas en términos de gestión y protección de derechos humanos.
