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Comenzó la contraofensiva ucraniana con una inesperada expansión de la guerra al territorio ruso

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La región fronteriza de Belgorod lleva días bajo los ataques de los rusos pro-ucranianos. Los analistas militares creen que es parte de una gran operación para encerrar a las fuerzas rusas en su propia región mientras avanzan para cortar la línea de suministro que viene desde Crimea.

Por Infobae

La tan esperada contraofensiva ucraniana comenzó como quería Kiev: sin propaganda ni anuncio previo y con una sorpresa. Un grupo de soldados rusos que se oponen al régimen de Vladimir Putin hicieron hace 10 días una incursión en la región rusa de Belgorod. Fue lo que en inglés los militares llaman un “hit and run”. Entraron, golpearon y salieron. Pero con el pasar de los días quedó en claro que no era algo rápido y aislado. Las incursiones continuaron y ya se puede ver que la guerra se expandió hacia dentro del territorio de la Federación Rusa.

Las fuerzas proucranianas afirmaban el viernes estar luchando contra tropas rusas en las afueras de un pueblo situado justo dentro de la frontera occidental rusa, un día después de que Moscú dijera que había repelido tres ataques transfronterizos. Los ataques se producen tras la incursión en la región occidental rusa de Belgorod del 22 y 23 de mayo y un aumento de los bombardeos transfronterizos en las últimas semanas. “Tenemos combates activos en las afueras del pueblo de Novaya Tavolzhanka (en la región de Belgorod). Por desgracia, hay legionarios heridos, pero la libertad se gana con sangre”, dijo la Legión Libertad de Rusia en un comunicado.

El gobernador ruso de Belgorod informó que dos personas habían muerto y dos habían resultado heridas en los bombardeos ucranianos. La Legión de la Libertad de Rusia, el nombre que dieron los combatientes de la primera incursión, culpó a Rusia de los bombardeos en un posteo en Telegram, al tiempo que publicaba imágenes de lo que decía que era uno de sus tanques en la localidad rusa de Novaya Tavolzhanka y de soldados cubriéndose tras un muro durante un tiroteo. “Cerca de Tavolzhanka, el enemigo destruyó un coche Renault con civiles, confundiéndolo con un coche de nuestro grupo de sabotaje. Al menos dos civiles murieron, y esto es una consecuencia directa de la falta de profesionalidad del ejército de Putin”, escribieron.

El también denominado Cuerpo de Voluntarios Rusos, fundado por un nacionalista ruso de extrema derecha, afirma que está compuesto por rusos que atacan por sus propios medios y no por orden de Ucrania, que niega su participación. Desde Moscú afirman que son “terroristas” apañados por Kiev. Los analistas militares creen que se trata del uso por parte del ejército ucraniano de un batallón de voluntarios rusos para llevar la guerra dentro del territorio del Kremlin y obligar a las tropas rusas a replegarse dentro de sus fronteras. Alexei Baranovsky, portavoz del ala política de la Legión, lo admitió en una entrevista publicada en Varsovia. “Uno de nuestros objetivos tácticos es atraer a las tropas rusas de otras partes del frente ucraniano”, explicó. “Ese es un objetivo, el otro es mostrar a los rusos que otro país es posible, que ha aparecido un grupo armado dispuesto a luchar por la libertad. Queremos que la gente se una a nosotros”, afirmó. Dijo también que la unidad formaba parte de la legión extranjera de Ucrania, controlada por el ejército ucraniano, pero que la cadena de mando ya no se aplicaba a los combatientes voluntarios rusos una vez que entraban en territorio ruso.

Los analistas que observan el movimiento de las tropas ucranianas que se están desplazando hacia el este y el sur del país mientras continúa la “maniobra de distracción” de Belgorod, coinciden en que Ucrania tiene hasta mediados de octubre para llevar a cabo su contraofensiva por razones del clima y de “paciencia” de los países que le proveen las armas, aunque difieren sobre lo que ocurrirá en los próximos días. Algunos, como el general retirado estadounidense David Petraeus, que comandó las tropas en Irak, cree que el siguiente movimiento “va a consistir en operaciones de armas combinadas (integración de las fuerzas), algo que los rusos nunca han conseguido ni siquiera al principio de la invasión”. Y sugiere que los ucranianos van a repetir las maniobras que ya fueron exitosas en la contraofensiva del año pasado cuando “amagaron hacia una parte del frente, para luego rebasar otras”.

En el Royal United Services Institute (RUSI), un think tank británico sobre defensa, Jack Watling y Nick Reynolds creen que Ucrania se encontrará con una fuerza rusa que aprendió de los errores. El ejército invasor ruso se ha mostrado “capaz de mejorar y evolucionar en el empleo de sistemas clave. Sin embargo, gran parte de esta adaptación es reactiva y está destinada a suplir las graves deficiencias de las unidades rusas. El resultado es una estructura que mejora con el tiempo en la gestión de los problemas a los que se enfrenta inmediatamente, pero que también tiene dificultades para anticiparse a las nuevas amenazas. Si Ucrania puede perturbar las defensas rusas e imponerles una situación dinámica, es probable que las unidades rusas pierdan rápidamente su coordinación”.

En el Consejo Atlántico, el analista Richard Hooker, apuesta por un ataque para cortar la conexión terrestre de Rusia con la península de Crimea, “Si bien desalentadora, la tarea está lejos de ser imposible. … La moral ucraniana, el generalato y las capacidades de armas combinadas superan a las de Rusia, mientras que el despliegue de hasta once brigadas nuevas con excelentes equipos occidentales ha reforzado enormemente las fuerzas terrestres de Ucrania. Todos los indicios apuntan a una clara oportunidad de éxito para la contraofensiva. A pesar de las numerosas bajas, los continuos combates y la incesante lluvia de misiles sobre su infraestructura civil, Ucrania ha logrado generar reservas frescas, bien equipadas y entrenadas en gran número. Han salido a la palestra comandantes con talento, curtidos por años de experiencia en la lucha contra los rusos. Por todo esto creo que podrán alcanzar el objetivo de cortar totalmente la línea de suministros que proviene de Crimea”

Y el historiador británico, Lawrence Freedman, advirtió en el Financial Times que el fin de la guerra sólo vendrá con una resolución política: “La ofensiva está en marcha, derribando puestos de mando, piezas de artillería, depósitos de munición y concentraciones de tropas. Nuevas brigadas equipadas con modernos equipos occidentales están listas para entrar en acción. Pero el enemigo ha preparado elaboradas defensas para bloquear las zonas más probables de avance ucraniano y goza de superioridad aérea. … Por mucho terreno que se tome, el objetivo principal debe ser convencer a la élite rusa de la inutilidad de esta guerra y de la fragilidad de su ocupación. La guerra comenzó con una decisión en el Kremlin y es ahí donde debe tomarse la decisión de ponerle fin”.

En este contexto, la extensión de la guerra al territorio ruso parecería tener mucho más sentido. Una buena parte de la población de las zonas fronterizas de Belgorod ya fueron evacuadas. Esas imágenes y las de edificios ardiendo en las ciudades aledañas circulan en Moscú y San Petersburgo, donde el apoyo a la guerra comienza –finalmente- a debilitarse. Por supuesto, a esto hay que sumarle las más de 100.000 bajas que sufrieron ya las fuerzas rusas.

La empresa FilterLabs AI que utiliza mensajes en la aplicación Telegram, publicaciones en las redes sociales y debates en foros de Internet para seguir la opinión pública rusa, encontró que el apoyo a la guerra viene declinando fuertemente desde febrero. “Son sobre todo los muertos y los funerales los que están haciendo cambiar de sentimiento a los rusos”, explicó Jonathan Teubner, el director de la empresa que utiliza Inteligencia Artificial y a editores parlantes nativos para detectar en los posteos de las redes sociales lo que es muy difícil de obtener en las encuestas en países autoritarios como Rusia. “También vimos cómo sorprendieron los ataques en Belgorod y cómo se siente que la guerra está cada vez más cerca”.

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