Un análisis detallado de las últimas imágenes del dictador revela que Pyongyang habría logrado miniaturizar ojivas atómicas. El hallazgo eleva al máximo la tensión.
Por Infobae
Kim Jong-un sabe de narrativas. Su vida es una construcción propagandística cuidadosamente confeccionada. Con las imágenes que difunde y los mensajes que filtra pretendió instalar que en su país lo veneran como si fuera una estrella de rock: se cansó de publicar la famosa foto en la que aparece con un centenar de mujeres que sollozaban histéricas por él; nos enteramos de que supuestamente tiró a su tío a los perros hambrientos; también supimos que habría fusilado a su novia pornstar; que no le habría temblado el pulso para usar un lanzallamas contra los “traidores”; y ahora, vuelve a poner en alerta al mundo con la exhibición de un mega arsenal nuclear listo para atacar a Occidente y a sus enemigos regionales.
Esta vez, la amenaza nace del análisis detallado de una secuencia fotográfica que revela un peligrosísimo avance en su carrera atómica. En las imágenes se ve al dictador paseando entre una decena de mini ojivas Hwasan 31 -”Volcán31″- en exhibición. Y detrás de Kim Jong-un aparece un afiche en el que se da a entender que sus investigadores lograron miniaturizar las cabezas nucleares a tal punto que servirían para diversos misiles y, por lo tanto, sus proyectiles serían más fáciles de lanzar y más difíciles de interceptar.
Kim Jong-un hace tiempo que enfocó la producción armamentística en el desarrollo de armas nucleares más pequeñas, ligeras y tácticas para apuntar a sus enemigos regionales: Corea del Sur, Japón y las bases militares estadounidenses en la región.
Las imágenes del afiche revelan que el dispositivo mostrado tiene una longitud de entre 90 cm y 1 metro, y un diámetro de 50 cm, es decir, unas dimensiones lo suficientemente pequeñas como para tener lugar a bordo misiles balísticos más compactos que los enormes ICBM norcoreanos.
Las fotos que encendieron las alarmas muestran al dictador inspeccionando al menos 10 de esas pequeñas cabezas nucleares pintadas de rojo y verde que aparecen exhibidas estilo showroom, dentro del Instituto de Armas Nucleares norcoreano. Junto a las ojivas, también aparecían modelos completos de un misil de crucero de largo alcance Hwasal-2, un misil KN-25 de 600 mm con sistema de lanzamiento múltiple de cohetes y un misil balístico de corto alcance KN-23.
Los diagramas expuestos en la pared muestran el montaje de la ojiva Hwasan31 en otros misiles grandes y pequeños.
Con el historial propagandístico del dictador es imposible saber si las cabezas nucleares de las fotos son reales o no. No sería raro que fueran una maqueta más de las tantas que exhibe regularmente, pero sí genera inquietud.
Un indicio de que esta vez podría ser real es que Corea del Sur alertó en febrero pasado, en su Libro Blanco de Defensa anual, que Pyongyang había alcanzado “un nivel significativo de miniaturización” en sus armas nucleares.
En agosto de 2019, Japón fue el primero en poner en foco el nuevo escenario atómico: en el apartado de advertencias de su informe anual de defensa, reveló que Tokio había elevado el nivel de alerta por la capacidad nuclear de Corea del Norte.
El polémico Alejandro Cao de Benós, que se presenta como “delegado especial de la República Popular de Corea en Occidente”, confirmó en diálogo con Infobae los avances de Pyongyang. “Solo le puedo decir que hace tiempo que el país dispone de cabezas termonucleares para acoplar en los misiles de medio y largo alcance”, afirmó.
El dictador norcoreano reanudó el desarrollo armamentístico ni bien se frustraron los diálogos con Donald Trump, también en 2019. Desde entonces, Corea del Norte ha estado probando misiles balísticos de corto alcance que podrían servir como sistemas de entrega para estas mini ojivas nucleares a un ritmo acelerado.
La reanudación de estas pruebas incluyó tres nuevos proyectiles, conocidos como KN-23, KN-24 y KN-25. Todos estos cohetes pueden llevar cabezas nucleares y alcanzar Corea del Sur, Japón y las bases militares estadounidenses de la región en cuestión de minutos.
Esta nueva serie de misiles balísticos de corto alcance funciona con combustible sólido. Esto hace que sean más fáciles de ocultar y transportar, y más rápidos de lanzar que los misiles antiguos que utilizan combustible líquido.
Los propulsores sólidos son una mezcla de combustible y oxidante unidos por un material gomoso duro y empaquetados en una carcasa metálica. Es denso y se quema con bastante rapidez, generando empuje en poco tiempo. Además, puede permanecer almacenado sin degradarse ni descomponerse, un problema habitual con el combustible líquido.
Continúe leyendo aquí