Tegucigalpa – La preocupación por la creciente ola de asaltos en las principales ciudades de Honduras sigue en aumento, mientras la población clama por seguridad en las calles y en el transporte público.
Especialistas advierten que la ciudadanía podría estar al borde de tomar medidas extremas ante la falta de respuesta de las autoridades.
Con más de un año en estado de excepción, extendido recientemente hasta el 19 de mayo, el país se enfrenta a una crisis de seguridad que parece empeorar cada día.
Esta semana, se han registrado al menos una docena de asaltos en autobuses en Tegucigalpa y San Pedro Sula, dejando a la población vulnerable y angustiada.
En un escalofriante incidente en San Pedro Sula, una estudiante fue violentamente asaltada y golpeada por un ladrón que le arrebató su mochila.
Este acto de violencia ha desatado la indignación generalizada entre la población, que se siente cada vez más vulnerable ante la creciente delincuencia común.
Además, un preocupante video ha circulado en las redes sociales, mostrando a un grupo de individuos vestidos con uniformes de la Dirección Policial Anti Maras y Pandillas Contra el Crimen Organizado (Dipampco), asaltando un autolote en San Pedro Sula.
Las imágenes capturan el momento en que estos «falsos agentes» irrumpen en el negocio, robando a los presentes antes de darse a la fuga.
Estos incidentes son solo algunos ejemplos de la realidad desafiante que enfrenta la población hondureña a diario.
Expertos advierten sobre las consecuencias del efecto dominó
Mientras tanto, las demandas de mayor seguridad y protección para los ciudadanos continúan sin ser atendidas de manera efectiva, generando temores sobre el posible aumento de la violencia y la posibilidad de que la ciudadanía busque hacer justicia por su propia mano.
En medio de la escalada de violencia que azota al país, se evidencia un preocupante fenómeno: el aumento de actos de justicia por mano propia entre la ciudadanía.
Este escenario, según advierte el psicólogo Felipe Pineda, conlleva el riesgo de desencadenar un efecto dominó que podría exacerbar aún más la criminalidad.
La voz de alerta del experto cobra relevancia a la luz de los recientes incidentes violentos en la ciudad de San Pedro Sula, donde la población ha optado por hacer justicia por sus propias manos.
Pineda hace un llamado urgente tanto a las autoridades como a la sociedad en general para reflexionar sobre el compromiso compartido con el bienestar social y familiar.
En este contexto, es crucial recordar que la violencia solo engendra más violencia. Por ello, el psicólogo insta a buscar soluciones pacíficas y legales para abordar los problemas sociales, reafirmando que la justicia callejera no constituye el camino adecuado para resolver conflictos.
