Tegucigalpa. – El cardenal Óscar Andrés Rodríguez, lamentó este domingo durante la homilía de la fiesta del bautismo, que cuántos niños y niñas crecen en hogares donde jamás encuentran una verdadera manifestación de amor, que crecen con esas inseguridades, peor todavía cuando es una familia incompleta, cuando hay un padre irresponsable que abandona a la madre con unos hijos.
El mensaje de la homilía de este domingo se refirió al pasaje donde el Señor Jesús se encuentra en el río Jordán en medio de una multitud de pecadores. Jesús viene de Nazareth a Galilea para ser bautizado por Juan en el río Jordán.
Jesús comienza por hacerse discípulo de Juan El Bautista recibiendo su bautismo y se coloca en la fila de los pecadores y hace cola como un hombre cualquiera, ahí en el agua del río Jordán Jesús hace la experiencia más profunda de su vida, escucha la voz del Padre, tú eres mi hijo amado en quien tengo mis complacencias.
El texto del evangelio dice que apenas salió del agua vio rasgarse el cielo y al espíritu bajar hasta Él en forma de una paloma, cuando Jesús sale del río, el cielo queda abierto, el cielo que significa lugar de la morada de Dios irrumpe en el hombre Jesús y el espíritu baja hasta Él como una paloma que busca un nido, el espíritu desciende sobre el corazón de Cristo, Jesús es transformado por el espíritu, es el Espíritu Santo el que le capacita para vivir su misión liberadora, su misión evangelizadora, por eso Jesús vivirá siempre impulsado por el espíritu a lo largo de toda su vida, apuntó el purpurado.
Prosiguió que esa es la primera buena noticia que Jesús experimentó en lo más profundo de su ser, es la buena noticia que Él nos dirige a todos, somos amados, Jesús es amado de modo desbordante, sin límites, nosotros somos amados con nuestras fragilidades, con nuestros límites.
El líder religioso refirió que ser cristiano no es creer que Dios existe, es hacer la experiencia que Dios nos ama. La pregunta entonces sería ¿soy consciente de que la verdad última de mi vida se me revela en Jesús y esa verdad es que yo soy amado, me siento amado por Dios, puedo abrirme a esa experiencia de sentirme amado?, mientras no hagamos la experiencia de Jesús en el Jordán, el sentirnos verdaderamente amados, viviremos en una inseguridad permanente.
“Cuántas personas piensan que no le importan a nadie, ahí está la raíz de la mayoría de tantos problemas personales, ahí está el origen de tantos miedos, ahí está el mayor obstáculo que impide vivir una solidez personal, nadie puede vivir de verdad sin la experiencia básica de este amor y esta es la fuente de toda relación profundamente humana que nos posibilita salir al encuentro de nosotros mismos”, recalcó.
En ese sentido, el líder religioso se preguntó cuántos niños y niñas crecen en hogares donde jamás encuentran una verdadera manifestación de amor, que crecen con esas inseguridades, peor todavía cuando es una familia incompleta, cuando hay un padre irresponsable que abandona a la madre con unos hijos, cómo queremos que se crezca con una sicología equilibrada, si esto debe empezar en el corazón, la experiencia de sentirnos amados.
Hoy se trata de abrirnos a escuchar en nuestro interior esa voz de Dios, tu eres mi hijo amado, tu eres mi hija amada y muchas veces no es fácil escuchar esa voz interior porque hay muchas otras voces interiores y exteriores que gritan más fuerte, no vales, no sirves, no mereces, no eres atractivo, no eres atractiva, a nadie le importas, esas voces son las que hacen que vivamos sin paz interior, que vivamos sin alegría interior, que vivamos en angustia y peor todavía en resentimiento, en rencor, en odio, señaló el prelado.
Es por eso, que pidió escuchar la única voz que nos libera de verdad, si podemos escuchar como Jesús esa voz, eso nos hará vivir una vida llena de sentido y llena de alegría.
“Fíjense qué punto culminante tan bello en tiempo de Navidad, se nos ha mostrado el amor que Dios nos ha tenido hasta el grado de hacerse uno de nosotros que para nosotros sintamos que Dios nos ama”, reflexionó.
Acotó que “es interesante leer el evangelio y darnos cuenta de que antes de que Jesús comenzará su ministerio apostólico, antes de que empezara a evangelizar, partiendo de la Sinagoga donde leen el texto de Isaías, hizo primero la experiencia de sentirse hijo muy amado y sintiéndose hijo muy amado pudo salir a anunciar a ese padre que nos ama, a ese padre que nos perdona, a ese padre que nos da vida”, concluyó el cardenal quien enfatizó que hoy es día de darle gracias a Dios por nuestro bautismo que es el verdadero nacimiento.