Santa Bárbara. – El representante residente del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia de (Unicef) en Honduras, Mark Connolly, realiza una visita de reconocimiento y apoyo a los niños afectados por el impacto de las tormentas tropicales Eta y Iota en Santa Bárbara
Más de 1.1 millones de niños han sido afectados por los daños ocasionados debido a las inundaciones provocadas por las tormentas tropicales Eta y Iota a su paso por Honduras, especialmente en el occidente del país y los municipios de Santa Bárbara, donde el impacto es evaluado con la participación del Unicef, autoridades locales, gobierno central y organizaciones de sociedad civil.
En ese sentido, en las últimas horas representantes de Naciones Unidas, ministros, sociedad civil y alcaldes del departamento de Santa Bárbara han tenido la oportunidad de conocer en detalle los daños ocasionados por los ciclones Eta y Iota, en particular a la infraestructura vial, infraestructuras educativas y de salud, y sistemas de agua y saneamiento, al tiempo de conocer los recursos financieros y los planes de reconstrucción que se estarán realizando con los gobiernos locales.
“Honduras, y particularmente el departamento de Santa Bárbara, con quien el Unicef tiene programas de cooperación importantes para la infancia, hemos podido constatar el impacto que a nivel de aldeas y municipios han sufrido por las peores de las tormentas vistas en esta década,” manifestó Connolly.
Agregó que las enfermedades transmitidas por el agua son la primera amenaza para los niños en esta situación y su prioridad es asegurar que los niños tengan acceso suficiente a agua potable e higiene, la reconstrucción de los centros educativos, centros de salud y carreteras, a fin de garantizar la seguridad y bienestar de las familias de este departamento occidental de Honduras.
Los departamentos de Santa Bárbara, Atlántida, Cortés y Yoro constituyen casi el 70 por ciento de toda la población afectada. Numerosas familias han perdido la producción agrícola, ha sido destruida la infraestructura de agua y saneamiento y la infraestructura escolar está seriamente dañada, lo que pone en precario el retorno a las escuelas en los primeros meses de 2021.
El hacinamiento en albergues, centros comunales e iglesias se convierte en una amenaza, especialmente para las niñas y los niños para el contagio del COVID-19, debido a que el distanciamiento físico y social no es factible en estas condiciones.
El Unicef se ha comprometido a continuar apoyando a los municipios de Santa Bárbara con la dotación de kits de higiene, kits de salud, kits de bioseguridad y recuperación psicoafectiva, y asegurar que lo más pronto posible los centros educativos se habiliten para el retorno seguro a la escuela.
Para mantener a la población informada y preparada ante los efectos de la situación de ausencia de servicios básicos, Unicef ha preparado material comunicacional para la población de este departamento, entregando mensajes claves antes, durante y después de los huracanes.
Connolly, señaló que “en un país donde menos de una de cada cinco personas en las áreas rurales tiene acceso a un saneamiento mejorado, y el 40 por ciento de las personas hace uso de fuentes de agua no seguras, es difícil evitar que las lluvias provocadas por las tormentas tropicales empeoren la situación de por si precaria.”
Acotó que, en ese sentido, el Unicef está trabajando para apoyar la respuesta humanitaria del gobierno a través de los servicios de salud mental y apoyo psicosocial en albergues temporales y realiza gestiones a nivel internacional para recaudar fondos y contribuir junto a otras cooperaciones en la más rápida reconstrucción del país y que esta garantice la vida y el bienestar de los niños.