En septiembre de 2024, las muestras rutinarias en la planta depuradora del Besòs, en Barcelona, revelaron la presencia de una cepa mutada del poliovirus derivado de la vacuna tipo 2 (cVDPV2). Este virus proviene de la vacuna oral usada en regiones de África y Asia, donde las coberturas de inmunización son más bajas.
Por Infobae
Tras esta detección, reseña Muy Interesante, países como Polonia, Alemania, Reino Unido y Finlandia también registraron rastros del virus en sus aguas residuales, lo que apunta a una posible circulación silenciosa en el continente. Aunque no se han reportado casos de parálisis asociados, las autoridades temen que el virus pueda expandirse en comunidades con bajas tasas de vacunación.
El Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC), informó RTVE, ha reforzado la vigilancia sanitaria y subrayado la necesidad de mantener coberturas vacunales superiores al 95%, recomendación clave para evitar un posible brote en Europa.
La experiencia internacional en brotes anteriores, como los ocurridos en Israel y Nueva York en 2022, demostró que la polio puede reaparecer en comunidades con tasas insuficientes de inmunización. En esos casos, el virus fue detectado en aguas residuales antes de causar casos clínicos en individuos no vacunados, lo que refuerza la importancia de la vigilancia temprana como herramienta preventiva.
En España, si bien la cobertura de vacunación inicial alcanza un 90% en bebés de dos y cuatro meses, las cifras de dosis de refuerzo administradas a los seis años descienden en algunas regiones hasta el 80%, lo que deja expuestas a ciertas comunidades vulnerables.
Ante esta situación, la Generalitat de Cataluña emprendió una campaña informativa y contactado a más de 25.000 familias cuyos hijos no recibieron la inmunización necesaria. Según informan las autoridades sanitarias, un pequeño margen de población no vacunada podría ser suficiente para permitir la circulación del virus, especialmente en grupos como comunidades migrantes o familias con desconfianza hacia las vacunas.
El poliovirus derivado de la vacuna tipo 2, evidencia los desafíos asociados al uso de la vacuna oral. Esta versión, aunque eficaz, puede mutar y recuperar su capacidad de causar enfermedad en entornos donde las tasas de inmunización son insuficientes. El virus se propaga a través de las heces de individuos infectados (en su mayoría asintomáticos) y, por consiguiente, las aguas residuales actúan como un indicador temprano de su presencia.
A nivel global, la situación del poliovirus sigue siendo delicada. Mientras que el virus salvaje es endémico en Afganistán y Pakistán, los brotes derivados de la vacuna se convirtieron en una preocupación creciente en países con sistemas sanitarios frágiles, como Nigeria, donde el patógeno circuló de manera persistente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que estos brotes, vinculados a conflictos y dificultades estructurales, podrían expandirse si no se implementan acciones efectivas.
Europa enfrenta un desafío claro: garantizar que las campañas de vacunación cubran todos los grupos poblacionales y cerrar las brechas existentes. La pandemia de COVID-19, que demostró la rapidez con la que los virus pueden cruzar fronteras, sirve como recordatorio de que la vigilancia y la prevención deben mantenerse como prioridades.
El hallazgo del poliovirus en varias ciudades europeas representa una advertencia sanitaria y una oportunidad para actuar con anticipación. En palabras de las autoridades y expertos en salud pública, la clave radica en reforzar las inmunizaciones, especialmente las dosis de refuerzo, y en utilizar las detecciones en aguas residuales como herramienta preventiva para evitar posibles brotes.