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Develaron un misterio astronómico de 100 años: La vía láctea no fue siempre una galaxia espiral

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Una nueva investigación internacional muestra que los choques y posteriores fusiones entre galaxias son una forma de “selección natural” que impulsa el proceso de evolución cósmica y da diferentes formas a estas formaciones estelares.

Por Infobae

Muchas son las preguntas que nos podemos hacer sobre estos monstruos del espacio, en donde nuestra Vía Láctea también tiene respuestas que brindarnos a las preguntas que la comunidad científica se hace desde hace más de 100 años.

En pos de ir contestándolas, esta semana, un astrónomo australiano ha resuelto un misterio centenario sobre cómo evolucionan las galaxias de un tipo a otro y lo ha publicado en una revista científica de primer nivel internacional.

El mismo estudio demuestra que la Vía Láctea, la galaxia en la que vivimos, no siempre fue una espiral. Se trata del trabajo del profesor Alister Graham, publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, que utilizó conocimientos y observaciones nuevas y antiguas para revelar cómo evolucionan las galaxias en un proceso conocido en la comunidad científica como especiación.

La investigación muestra que los choques y posteriores fusiones entre galaxias son una forma de “selección natural” que impulsa el proceso de evolución cósmica. Algo común en todas las galaxias que también involucra a la nuestra, la Vía Láctea.

“Es la supervivencia del más apto. La astronomía ahora tiene una nueva secuencia anatómica y, finalmente, una secuencia evolutiva en la que se ve que ocurre la especiación de galaxias a través del inevitable matrimonio de galaxias ordenado por la gravedad”, precisó el astrofísico.

En las décadas de 1920 y 1930, el astrónomo Edwin Hubble y otros establecieron una secuencia de diferentes anatomías de galaxias, ahora conocida como secuencia de Hubble o diagrama de diapasón de Hubble.

Las galaxias espirales como la nuestra, compuesta de “brazos”, bien ordenadas, que giran en forma de espiral alrededor de una concentración central o “protuberancia” de cuerpos estelares, se ubican en un extremo de esta secuencia.

Mientras que las galaxias elípticas como M87, compuestas por una elipse de miles de millones de estrellas que zumban caóticamente alrededor de una concentración central desordenada, se ubican en el otro. Cerrando la brecha entre los dos hay galaxias alargadas en forma de esfera, que carecen de brazos espirales, llamadas galaxias lenticulares. Pero lo que le ha faltado a este sistema ampliamente utilizado hasta ahora son los caminos evolutivos que vinculan una forma de galaxia con otra.

“Lo que gobierna la organización de la materia en el universo, en la microescala, es la gravedad. La materia se acreta, se condensa, forma nubes de material interestelar, de ellas, estrellas. Organizaciones mayores de materia, hablamos de miles de millones de estrellas, materia interestelar, materia oscura, forman las galaxias. No son objetos ‘estáticos’, de la misma manera que las estrellas tienen un proceso de evolución desde su nacimiento hasta su muerte, la galaxias también cambian. El tema es explicar cómo lo hacen”, comenzó a explicar a Infobae la doctora en astrofísica e investigadora del Conicet, Beatriz García, consultada sobre cómo evolucionan las galaxias.

“La evolución galáctica no es un tema novedoso, efectivamente es una discusión de alrededor de un siglo y existen propuestas que inclusive presentaron o presentan diagramas que se pensaron evolutivos (como el de Hubble) pero que solo muestran una clasificación morfológica. En las últimas décadas se tienen observaciones que combinan la parte visible del universo, imágenes adquiridas por el Telescopio Hubble, e infrarrojas (como el caso de este estudio, que trabaja con las del Telescopio Spitzer): el infrarrojo permite sumar materia de baja temperatura, principalmente nubes de material interestelar y sumar ese contenido a las simulaciones y modelización que se hace en cierta forma, haciendo evolucionar la materia”, agregó la experta.

Y precisó que el estudio publicado recientemente, se propone que las galaxias espirales se encontrarían evolutivamente entre dos tipos de galaxias con forma lenticular (como lentes biconvexas) ricas y pobres en polvo. “Estamos hablando de ir completando, de alguna manera, el camino evolutivo galáctico”, sintetizó la especialista integrante de la Colaboración Internacional en QUBIC.

Las galaxias pueden contener miles de millones de estrellas siguiendo ordenadamente órbitas circulares en un disco abarrotado o zumbando caóticamente en un enjambre esférico o en forma de elipse. Estos discos pueden albergar patrones espirales, con tales galaxias espirales definiendo un extremo de la secuencia de Hubble de larga data.

En esta secuencia, las galaxias con forma de lenteja, conocidas como galaxias lenticulares con una estructura esférica central en un disco sin espiral, se consideraron la población puente entre las galaxias espirales dominadas por discos como nuestra Vía Láctea y las galaxias de forma elíptica como M87.

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