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Directivos y trabajadores lidian con las consecuencias de opinar sobre la guerra Israel-Hamás

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Starbucks acusó a un sindicato que representa a miles de sus baristas de dañar la marca y poner en peligro a sus colegas de trabajo con un tuit propalestino. El director general de una reconocida conferencia de tecnología renunció en medio de críticas por sus declaraciones que insinuaban que Israel estaba cometiendo crímenes de guerra.

Por AP

Directores empresariales juraron nunca contratar a miembros de grupos estudiantiles de una universidad que condenaron a Israel.

Mientras tanto, defensores islámicos de los derechos dicen que gran parte de la respuesta corporativa ha minimizado el sufrimiento en Gaza, en donde miles de personas han muerto por los bombardeos israelíes, y ha creado un ambiente de temor entre los trabajadores que quieren expresar su apoyo a los palestinos. Los grupos judíos han criticado las respuestas tibias o las reacciones lentas al ataque de Hamas del 7 de octubre que mató a 1.400 personas en Israel y desató la última guerra.

Las consecuencias de la guerra entre Israel y Hamas se han extendido a lugares de trabajo en todas partes, donde los directivos de empresas expresan sus opiniones mientras los trabajadores se quejan de que sus voces no son escuchadas. Personas de todos los niveles han sido criticadas por hablar con demasiada dureza, o no con la suficiente, lo que ha hecho casi imposible que surja un mensaje unificador, ya que las pasiones están muy arraigadas en todas las partes.

Muchas corporaciones estadounidenses tienen vínculos fuertes con Israel, sobre todo entre firmas tecnológicas y financieras que tienen operaciones y empleados en el país.

Ejecutivos de J.P Morgan Chase & Co., Goldman Sachs, Google y Meta estuvieron entre las decenas que rápidamente condenaron los ataques de Hamas y expresaron solidaridad con el pueblo israelí en declaraciones públicas, publicaciones en redes sociales o incluso llamadas de reportes financieros. Muchos prometieron millones de dólares en ayuda humanitaria y detallaron los esfuerzos para proteger a empleados en Israel.

Algunos directores ejecutivos expresaron su angustia personal.

En una publicación en LinkedIn y en una carta dirigida a los empleados, el director general de Pfizer, Albert Bourla, dijo que ha estado constantemente en llamadas con familiares y amigos en Israel y expresó su horror al escuchar que “civiles de todas las edades fueron atacados y asesinados a sangre fría, rehenes fueron tomados y torturados”. Imploró a los empleados estar al pendiente uno del otro y dijo que Pfizer lanzó una campaña de alivio humanitario.

“No basta con condenar estas acciones; nosotros mismos debemos tomar acción”, escribió Bourla.

Las críticas hacia opiniones contrarias han sido rápidas, incluidas las respuestas a un tuit del director general de Web Summit, Paddy Cosgrave, que insinuaba que Israel cometía crímenes de guerra.

“Nunca volveré a asistir/patrocinar/hablar en ninguno de tus eventos”, escribió el exejecutivo de Facebook David Marcus en X, antes conocida como Twitter.

Ante un boicot cada vez más grande al evento del próximo mes de Web Summit, una reconocida reunión de miles de líderes tecnológicos, Cosgrave renunció el sábado cuando dijo que sus “comentarios personales se han convertido en una distracción del evento y de nuestro equipo, nuestros patrocinadores, las empresas y las personas que asisten”.

Cosgrove renunció pocos días después de publicar un largo mensaje en el que criticaba los ataques de Hamas y pedía disculpas por el momento en el que publicó su tuit inicial mientras defendía sus opiniones generales sobre el conflicto. Sin embargo, la empresas siguieron cancelando su participación en la conferencia, incluidas Google, Meta, el conglomerado alemán Siemens y el fabricante estadounidense de chips Intel.

Jonathan Neman, director general de la cadena de restaurantes Sweetgreen, fue uno de varios líderes empresariales que juraron nunca contratar a estudiantes de Harvard que pertenecían a grupos que firmaron un comunicado en el que culpan a Israel por la violencia.

El bufete de abogados internacional Winston & Strawn rescindió una oferta de trabajo a un estudiante de la Universidad de Nueva York que escribió un mensaje en el boletín informativo del Colegio de Abogados Estudiantil diciendo que Israel era el único culpable del derramamiento de sangre.

El Consejo de Relaciones Estadounidenses-Islámicas, un grupo islámico de derechos civiles, criticó las medidas adoptadas contra los estudiantes, así como las declaraciones de líderes corporativos estadounidenses que “carecen de cualquier muestra significativa de empatía hacía los civiles palestinos”.

Esas reacciones combinadas, según la organización, están dejando a los “palestinos y a aquellos que apoyan los derechos humanos de los palestinos aislados en su lugar de trabajo y temerosos de las posibles consecuencias” por discutir cómo les ha afectado el conflicto.

Isra Abuhasna, una científica de datos en el área metropolitana de Chicago, es una de varios profesionistas que expresaron pensamientos similares en redes sociales, diciendo en una publicación de LinkedIn que ponía “en riesgo toda su carrera” al expresar sus opiniones sobre el conflicto.

Abuhasna, una palestina estadounidense que ha trabajado para inmobiliarias y otras empresas, pero que recientemente se tomó un descanso para quedarse en casa con sus dos hijos pequeños, dijo que teme que sus publicaciones le dificulten encontrar un nuevo empleo. Pero agregó que sus padres la criaron para sentirse orgullosa y expresar su opinión sobre la causa palestina.

“Es mi identidad”, dijo Abuhasna. “¿Cómo puedo ser buena en mi trabajo si comprometo mi propia moral y ética?”

Una de las disputas más grandes surgió en Starbucks después de que el sindicato Starbucks Workers United, que representa a más de 9.000 empleados de más de 360 locales en Estados Unidos, tuiteó “Solidaridad con Palestina” dos días después del ataque de Hamas. El tuit fue eliminado en cuestión de 40 minutos, pero la empresa dijo que provocó más de un millar de quejas, actos de vandalismo y confrontaciones en sus tiendas.

Starbucks presentó una demanda para evitar que Starbucks Workers United usara su nombre y un logotipo similar. Workers United, la sociedad controlante de Starbucks Workers United, respondió con su propia demanda que dice que Starbucks difamó al sindicato al insinuar que apoya el terrorismo. Quiere seguir usando el nombre de la empresa.

Starbucks Workers United tuiteó un mensaje más largo el viernes en el que censuró la “ocupación” israelí y las “amenazas de genocidio que enfrentan los palestinos”, mientras también condenaba el antisemitismo y la islamofobia.

Angela Berg, fundadora de la consultoría Perelaks, dijo que las empresas con opiniones fuertes sobre la guerra deben expresarlas, pero “el punto crítico es que reconozcan la existencia de la experiencia del otro lado”. Quienes intentan mantenerse al margen, opina Berg, necesitan explicar sus motivos a los empleados.

Conforme se profundizaba la catástrofe humanitaria en Gaza, más líderes empresariales abordaron la situación, incluida la directora ejecutiva de Accenture, Julie Sweet, quien dijo que la empresa dividiría una donación de 3 millones de dólares entre los servicios de emergencia Magen David Adom de Israel y la Media Luna Roja palestina.

Pero las empresas que han mantenido una postura discreta han sido criticadas.

Allison Grinberg-Funes, quien es judía, escribió en una publicación de LinkedIn que se sentía decepcionada porque sus colegas no se acercaron inmediatamente después de los ataques de Hamas.

Aunque eventualmente lo hicieron, Grinberg-Funes dijo en una entrevista con The Associated Press que sigue decepcionada de que su empleador, Liberty Mutual, no condenara públicamente los ataques.

La diseñadora de contenido de la aseguradora, residente de Boston, dijo que el silencio es parte de una “falta de apoyo” más extensa hacia la comunidad judía que ella y sus amigos han observado en el lugar de trabajo.

“Queremos saber que nuestras vidas valen tanto como las de los otros empleados a quienes les han demostrado apoyo”, dijo Grinberg-Funes, de 33 años, quien tiene familiares y amigos en Israel.

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