Nueva York. – El rumor llevaba varias horas sonado y ahora es oficial. El gobierno de Donald Trump ha iniciado el proceso formal para que Estados Unidos se retire del Acuerdo de París, un proceso que tardará un año y se hará efectivo justo el día después de las elecciones presidenciales de 2020. Es decir, este movimiento es una clara estrategia electoral ya que servirá para que Trump lo use como un «logro» o «promesa» de su gobierno.
Este lunes, el gobierno de Estados Unidos envió una carta a las Naciones Unidas para solicitar formalmente su salida del Acuerdo de París contra el cambio climático. Un objetivo que Trump lleva más de dos años persiguiendo y que ahora finalmente está en posición de solicitar tal y como lo pone el Acuerdo como requisito a los países miembros.
Tras varias negociaciones en 2015 por parte de Estados Unidos y China, el 4 de noviembre de 2016 entró en vigor el Acuerdo de París, donde casi 200 países fijaron sus propios objetivos para reducir o controlar la contaminación provocada por los gases de efecto invernadero.
Los términos del Acuerdo apuntaban a que ningún país podría retirarse durante los primeros tres años, por lo que el gobierno estadounidense espero hasta hoy para solicitar su salida, cuando se cumplen exactamente los tres años de la entrada en vigor del acuerdo.
Otro de los términos del acuerdo apunta que la salida tendrá efecto un año después de la solicitud, por lo que ésta se hará efectiva el día después de las elecciones presidenciales de 2020. Si Trump no resulta ganador en las elecciones, el nuevo presidente podría solicitar el volver a participar en el acuerdo 30 días después de la salida.
A día de hoy, Estados Unidos es el segundo país que más contamina en el mundo, sólo detrás de China, y su participación en este Acuerdo era clave al posicionarse como un líder en medidas en contra del cambio climático. Ahora que Estados Unidos esté fuera, China tiene todo para quedarse con ese liderazgo y ganar una nueva posición como economía global.
La salida del Acuerdo de París no conlleva ninguna sanción, de hecho, los actuales miembros no están obligados a nada, ni siquiera de carácter económico, por lo que todo se basa en promesas y buenas intenciones. Sin embargo, la salida de Estados Unidos sí lo coloca como «una pérdida económica, una vergüenza y un golpe a la reputación para el liderazgo de Estados Unidos», según Jake Jacoby, economista del MIT y cofundador del Programa Conjunto del MIT sobre Ciencia y Política del Cambio Global.
James Dewey, portavoz del Departamento de Estado, fijó la posición de su gobierno sin ofrecer muchos detalles:
«La posición de Estados Unidos con respecto al Acuerdo de París no ha cambiado. Estados Unidos tienen la intención de retirarse del Acuerdo de París».
Trump prometió retirarse del Acuerdo de París desde 2017, esto bajo el argumento de que se trata de «una transferencia masiva de riqueza de Estados Unidos a otras naciones», esto a pesar de que no hay ninguna obligación económica para los países participantes y todo se hace de forma voluntaria.
A pesar de que Estados Unidos ya no forme parte del Acuerdo de París, podrá seguir participando como observador en las negociaciones internacionales acerca del cambio climático, aunque ahora no tendrá ninguna obligación ni compromiso con los acuerdos a los que se lleguen.