Un reciente estudio científico publicado en la revista Cell Metabolism volvió a encender nuevamente el debate sobre los efectos del edulcorante artificial aspartamo en la salud.
Por Infobae
La investigación experimental, liderada por científicos del Instituto Karolinska en Suecia en colaboración con expertos de China y Estados Unidos, reveló un posible mecanismo que vincula el consumo de este endulzante con la aterosclerosis, una condición que endurece y estrecha las arterias, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Los ratones del estudio fueron alimentados con una dieta rica en grasas y colesterol (HFCD) que contenía un 0,15 por ciento de aspartamo (una cantidad que se utiliza habitualmente en estudios con ratones, un poco más del doble de la cantidad que se permite que contengan las bebidas para humanos) o un 15 por ciento de azúcar normal (sacarosa).
Durante el estudio, los investigadores administraron aspartamo a ratones durante 12 semanas, en cantidades comparables a las que un humano consumiría al beber tres latas de gaseosas light al día. Los resultados mostraron que estos animales presentaban niveles elevados de insulina, inflamación en los vasos sanguíneos y acumulación de placas grasas en las arterias.
“Demostramos que el consumo de aspartamo estimula la liberación de insulina y contribuye a la aterosclerosis en ratones, y qué moléculas están implicadas. Es solo un estudio en animales, pero creemos que los resultados también pueden ser relevantes para los humanos porque vemos que el aspartamo afecta la liberación de insulina también en los monos”, explicó el doctor Yihai Cao, profesor del Instituto Karolinska y líder del estudio.
Uno de los hallazgos más reveladores fue la identificación de una proteína inflamatoria clave, llamada CX3CL1. Los investigadores descubrieron que esta molécula se vuelve más activa con el aumento de insulina y que su presencia en la aorta promueve la inflamación de la pared de los vasos sanguíneos.
En los ratones que carecían del receptor de esta proteína, el aspartamo no generó el mismo nivel de daño arterial, lo que sugiere que CX3CL1 podría ser un objetivo potencial para futuros tratamientos contra enfermedades cardiovasculares.