La entidad financiera del Kremlin subió los tipos de interés del 8,5% al 12%. Pesimismo por la actividad económica del país.
Por Infobae
El Banco Central de Rusia no puede detener el declive del rublo pese a las desesperadas medidas que adoptó este martes, según un artículo publicado del diario The Wall Street Journal. El rublo se ha desplomado en los últimos meses, perdiendo más de la mitad de su valor frente al dólar. Esto se debe a una serie de factores, entre ellos las sanciones occidentales a Rusia por su invasión de Ucrania, la caída de los precios del petróleo y el aumento de la inflación.
La entidad financiera subió los tipos de interés del 8,5% al 12% el martes, en un intento de frenar la caída de su moneda. Un día antes, un dólar llegó a valer 102 rublos, lo que obligó a los responsables de la política monetaria a convocar una reunión de urgencia, de acuerdo a ese periódico de Nueva York.
Las sanciones occidentales a Rusia han sido particularmente devastadoras para la economía rusa. Las sanciones han congelado las reservas de divisas de Rusia y han hecho más difícil que el régimen negocie con el mundo exterior. Esto ha llevado a una escasez de productos y servicios en el país, y ha provocado que el costo de vida aumente alarmantemente entre la población.
La caída de los precios del petróleo también ha tenido un impacto negativo en la economía rusa. La nación conducida por Vladimir Putin es una gran productora de crudo, y los ingresos representan una gran parte de los ingresos del Kremlin, lo que le sirve, además, para financiar su sangrienta invasión a Ucrania. La caída de los precios del petróleo ha reducido los ingresos del gobierno ruso, y ha hecho más difícil que Putin solvente su guerra.
El aumento de la inflación también está teniendo un impacto negativo en la economía del país. La inflación ha hecho que los precios de los bienes y servicios suban, lo que ha reducido el poder adquisitivo de los rusos. Esto ha llevado a una disminución del consumo, lo que ha debilitado la economía.
El Banco Central de Rusia ha tomado una serie de medidas para tratar de detener la caída del rublo, incluyendo el aumento de las tasas de interés y la venta de reservas de divisas. Sin embargo, estas medidas no han tenido mucho éxito.
El aumento de las tasas de interés ha hecho que sea más caro pedir prestado dinero en Rusia. Esto ha ralentizado la economía rusa, pero también ha ayudado a reducir la inflación. Sin embargo, el aumento de las tasas de interés también ha hecho que sea más difícil para las empresas rusas invertir y crecer.
La venta de reservas de divisas por parte del Banco Central de Rusia ha ayudado a estabilizar el rublo, pero también ha reducido las reservas de la nación. Este dinero es importante ya que se utiliza para financiar las importaciones y para ayudar a estabilizar el rublo.
Es poco probable que el rublo se recupere en el corto plazo. Las sanciones occidentales a Rusia están lejos de terminar y los precios del petróleo siguen siendo bajos. Esto significa que el Banco Central de Rusia tendrá que seguir tomando medidas para tratar de detener la caída del rublo. Sin embargo, es difícil que estas medidas tengan mucho éxito. El declive del rublo es una señal de que la economía rusa está en problemas.
Aquí hay algunas consecuencias adicionales del declive del rublo:
- Aumento del costo de vida para los rusos.
- Disminución del poder adquisitivo de los rusos.
- Disminución del consumo.
- Debilitamiento de la economía rusa.
- Aumento del riesgo de inestabilidad social.
Esta situación -de acuerdo a The Wall Street Journal- también significa que pocos inversores comprarán activos financieros rusos aunque ofrezcan mayores rendimientos. La brusca subida de los tipos de interés a la primera señal de problemas puede ser una estrategia emblemática de la presidenta del Banco Central, Elvira Nabiullina, que muchos países emergentes han copiado recientemente, pero esta vez sólo puede tener un impacto moderado.
El rublo seguirá devaluándose en el futuro, lo que refleja el deterioro del potencial productivo de Rusia. Las sanciones occidentales, que han restringido las importaciones de tecnología extranjera, han logrado un impacto negativo en la economía rusa. Muchas empresas occidentales también han abandonado el país, lo que ha reducido aún más la actividad económica.