Mykola Kulichenko y la fosa en la que fue enterrado – Imágenes de CNN
Él asegura que no debería estar vivo para contar esta historia, que siente que ha resucitado. Mykola Kulichenko, un ucraniano de 33 años, fue secuestrado por los rusos junto a sus dos hermanos el pasado 18 de marzo y, tras interrogarles durante tres días y torturarles hasta perder el conocimiento, al cuarto les dispararon a cada uno un tiro en la cabeza y los lanzaron a una fosa.Mykola, sin embargo, sobrevivió.
Por abc.es
Un disparo le estremeció, y supo que su hermano mayor, Dmytro, de 36 años, había muerto. No lo podía ver, porque una venda que le habían colocado aquellos soldados rusos le impedía hacerlo, pero sentía a su lado, a escasos metros, su cadáver. Después le tocó al pequeño, Yevhen, de 30 años; y, por último, a él.
Según cuenta en declaraciones a CNN, que han publicado esta historia, el tiro le atravesó la mejilla y salió por su oreja derecha, lo que, pese al dolor, le mantuvo con vida. Mykola, consciente de que era su única oportunidad para seguir vivo, se tiró al suelo y fingió estar muerto.
Aquellos militares rusos empujaron su cuerpo y los de sus hermanos hasta una fosa, donde esparcieron un poco de tierra, y se marcharon del lugar. Con las extremidades aún atadas, se liberó del cadáver de su hermano, que le atrapaba, y salió de la fosa. «Me costaba respirar, ya que Dmytro estaba acostado encima de mí, pero usando mis brazos y rodillas, pude empujar a mi hermano mayor hacia un lado del pozo, y luego salí», cuenta. Caminó con dificultad hasta la casa de una mujer a la que no conocía, pero que le cuidó y alimentó hasta que pudo reunirse con su hermana, Iryna. Reconoce que entiende esto «resucitar».
Una segunda oportunidad
«Le miré a los ojos y le pregunté que dónde estaban los demás. Dijo que no había nadie más», rememora Iryna entre lágrimas. Él señala a la suerte como responsable de su buen destino, y cree que «esta historia debe ser escuchada por todos, no solo en Ucrania, sino en todo el mundo porque este tipo de cosas están sucediendo y esto es solo una entre mil millones».
Hasta aquel 18 de marzo, su vida en Dovzhyk -un pequeño pueblo con menos de 1.000 habitantes- era muy similar a la que llevaba junto a su familia antes de la guerra. Todo cambió cuando, según informa CNN, una columna rusa fue derribada y los soldados de Putin buscaron a los responsables. Una de las casas que registraron era la de la familia Kulichenko, y fue entonces cuando los rusos, sospechando de su relación con aquel bombardeo, secuestraron a los tres varones. Iryna, aquel día, no estaba en casa.
Según él, todo se debe a que descubrieron las medallas militares de su abuelo y una bolsa militar de Yevhen, el pequeño, que había estado alistado como paracaidista. «Nos golpearon todo el cuerpo con una vara de metal y nos metieron el cañón de un arma en la boca», recuerda. El 22 de abril, un mes después de la pesadilla, sus hermanos han sido enterrados con dignidad en un cementerio cercano.
La CNN publica que «la fiscalía de la región de Chernihiv ha abierto una investigación por crímenes de guerra. Los investigadores confirmaron que a los hermanos les habían atado las manos y las piernas y les habían vendado los ojos. En toda Ucrania, hasta el momento se han registrado más de 11.600 presuntos crímenes de guerra, según las autoridades locales».