Bagdad. – El papa Francisco aterrizó en Bagdad, Irak, tras un recorrido de cuatro horas y media desde Roma este 5 de marzo. El pontífice inicia así la primera visita en la historia de un pontífice a este país, predominantemente musulmán.
La gira en la que recorrerá varias provincias de la nación se extenderá hasta el próximo 8 de marzo, en un desafío a los problemas de seguridad en suelo iraquí y la pandemia del Covid-19. El Vaticano señala que se han tomado todas las medidas para minimizar los riesgos.
El máximo representante de la Iglesia Católica hizo un apasionado llamado a poner fin a la violencia militante, el fratricidio y la lucha religiosa que ha plagado al país durante décadas.
«Que se silencie el choque de armas (…) que se ponga fin a los actos de violencia y extremismo», dijo el pontífice dirigiéndose al presidente iraquí Barham Salih, a los políticos y diplomáticos en el palacio presidencial.
Francisco criticó los intereses de facciones y extranjeros que han desestabilizado al país y la región. «Irak ha sufrido los efectos desastrosos de las guerras, el flagelo del terrorismo y los conflictos sectarios a menudo basados en un fundamentalismo incapaz de aceptar la coexistencia pacífica de diferentes grupos étnicos y religiosos», dijo.
Jorge Bergoglio enfatizó en que la clave para iniciar una solución a largo plazo es lograr la unión por encima de las diferencias de religión o etnia, detonantes de la ola de violencia que ha azotado a esta nación por décadas.
“Construyamos el futuro más con base en lo que nos une que en lo que nos divide”, sintetizó Francisco en una invitación clara a dejar las divisiones en el pasado como solución clave para acabar con años de guerras.
“Irak ha sido víctima de conflictos sectarios que afecta la convivencia de ideas y culturas diferentes, ha traído destrucción y ruinas visibles, no solo a nivel material. Los daños son más profundos si se piensa en las heridas del corazón de miles de personas y comunidades que necesitarán años para sanar”, recordó.