En un nuevo episodio de La Fórmula Podcast, Marcos Vázquez, reconocido divulgador español en salud, entrenamiento y bienestar integral, nos invitó a reflexionar sobre la importancia de la filosofía personal como brújula para vivir con propósito y dirección. Desde su experiencia y su libro Invicto, explicó cómo una vida guiada por valores claros nos ayuda a enfrentar los desafíos cotidianos, vencer impulsos inmediatos y construir hábitos duraderos que transforman la identidad.
Por Infobae
Además, profundizó en estrategias concretas para lograr cambios sostenibles en salud y conducta, destacando la necesidad de objetivos realistas, la fuerza del interés compuesto y la importancia de modificar el entorno para facilitar la autodisciplina. Podés escuchar el episodio completo en Spotify y YouTube.
Marcos, ingeniero de formación, se convirtió en una figura influyente al fundar el blog Fitness Revolucionario, donde promueve un enfoque basado en evidencia científica y prácticas ancestrales para mejorar la salud física y mental. También es el creador del podcast Radio Fitness Revolucionario, uno de los más escuchados en español en su categoría, donde entrevista a expertos en salud, neurociencia, nutrición y entrenamiento. También ha publicado varios libros exitosos, entre ellos Invicto, que combina filosofía estoica con psicología moderna; Saludable Mente, centrado en hábitos para optimizar el cerebro; Vive Más, sobre longevidad; y Chef Sapiens, coescrito con Elizabeth Ochoa.
— Me gustaría que hablemos sobre salud y comportamiento. Si te parece, arranco por algo que leí en tu libro Invicto: “Una vida sin filosofía es una vida sin dirección”. ¿Cuál es la filosofía que guía tu vida?
— Lo que quiero decir o que intentaba decir con eso es que siento que todos necesitamos cierta brújula moral en nuestra vida y esa brújula antes quizás lo daba la religión, con una serie de mandamientos o de reglas vitales, y a medida que era religión “desaparece” la vida, lo cual en parte está bien porque en el fondo tienes muchos dogmas sin sustento. Pero creo que mucha gente se siente un poco perdida, que no tiene un ancla con la realidad, con el mundo, y creo que todos deberíamos tener una filosofía personal, en el fondo regirnos por ciertas conductas, “quiero que mi vida signifique esto”; “quiero tener ciertos códigos de conducta”. Eso es la filosofía para mí, entonces creo que en mi caso, cuando empecé a estudiar sobre estoicismo hace ya más de 20 años, esas ideas resonaban conmigo, entonces creo que en parte, entre comillas, soy estoico o estudiante de estoicismo que es distinto y lo que me gusta de las filosofías, sobre todo filosofías clásicas que tenían un poco este componente de enseñarnos a vivir ¿no?, pues que no son dogmas, no son una serie de mandamientos que si no los cumples vas al infierno, no; simplemente son reglas vitales, son enseñanzas que personas sabias que han vivido antes que nosotros intentan dejar, por así decirlo, miguitas de pan para que nosotros vayamos siguiendo y que nos digan “el camino va hacia ahí”, una especie de brújula.
— En el libro mencionás una frase de Marco Aurelio donde plantea que sin filosofía, la vida se reduce a buscar placer y evitar incomodidades. ¿Por qué creés que tener un propósito claro nos aleja de los impulsos inmediatos?
— Porque para muchas personas, su filosofía de vida es lo que algunos autores llaman “hedonismo ilustrado”, que es que en el fondo su vida está regida por perseguir cosas que les produce placer ahora y evadir cosas que les produce incomodidad ahora. A mí me gusta esta idea de que decisiones fáciles llevan a una vida difícil y decisiones difíciles llevan a una vida fácil. Si tomas decisiones difíciles, del ámbito de la salud se entiende muy bien, las decisión difícil de ir a entrenar cuando a uno le apetece o comer bien cuando preferiría tomarme un croissant, entonces al final lleva a una vida fácil en la que tienes energía, salud, vitalidad, envejeces bien. Pero si no tienes esa visión de largo plazo, en el caso de la salud envejecer bien, ser un ejemplo para mis hijos o dejar un legado, pero es mucho más fácil que te dejes llevar por esos placeres temporales, cuando aprendes a obtener satisfacción de proyectos de mayor calado, proyectos que van más allá que tú mismo es mucho más fácil que venzas esas tentaciones.
El paso uno para lograr cualquier objetivo es visualizar con claridad, no voy a llamarlo propósito todavía, sino objetivo: ¿qué quiero lograr? Si ese objetivo que tienes no te motiva mínimamente entonces no lo vas a lograr, no va a ser algo lo suficientemente motivante, ilusionante para que realmente hagas el esfuerzo de cambiar algo. Mucha gente empieza por eso que es “¿qué quiero lograr?”, pero hay un paso previo para mí que es “¿quién quiero ser?”, y eso es lo que enlaza con la identidad, porque si tú planteas un cambio de hábitos, yo siempre digo que cualquier cosa que te motive úsala, pero en general cuando es algo externo en cómo me miran los demás en la playa, en lo que piensa esa persona de mí, no suelen ser cosas que nos motiven suficiente. Sin embargo si lo planteamos como un cambio de identidad: esto es lo que yo soy, soy una persona que se cuida, soy una persona que toma decisiones correctas en cuanto a su salud, soy una persona que quiero que mis hijos y familiares vean en mí un ejemplo, cuando vas cambiando eso, las decisiones que tomas ya no son forzadas, paso de “no puedo porque estoy intentando perder peso” a “elijo no hacerlo, es que no es parte de lo que yo soy”, esto es muy importante. La gente te pregunta “¿cómo lograrlo?”, pues hay dos procesos: el cognitivo y el conductual. El cognitivo es un proceso más reflexivo, “¿qué mensaje quiero que genere mi vida?”. Y después son las acciones, cuando tú haces algo constantemente, día tras día tras día, vas formando esa identidad. Entonces, necesitas primeramente a nivel cognitivo pensar en lo que quiero ser, pensar en qué identidad quiero adoptar y después cada día hacer acciones congruentes con esa identidad. Tú haz cosas, logra objetivos y al lograr objetivos vas a mejorar tu autoestima, no se logra a través de afirmaciones positivas, sino de acciones.