Las autoridades de Bahamas encontraron la droga en los ductos de ventilación del buque. Foto: Autoridades
Un agente antimafia de Estados Unidos entregó un dato que le permitió a la Policía de Colombia identificar a una poderosa red de políticos, ingenieros, comerciantes de banano y hasta médicos que se están asociando con peligrosos capos para enviar cargamentos de cocaína a Florida.
Por eltiempo.com
La información señalaba que en un exclusivo condominio en Pozos Colorados (Santa Marta), muy cerca de la playa, estaban ocultos 380 kilos de cocaína que iban a ser camuflados en un barco que salía primero rumbo a las Bahamas y a Costa Rica.
La Policía fue hasta el lugar y el operativo resultó ser todo un éxito. Cuatro meses después, hubo un segundo allanamiento.
Esta vez, fue en una lujosa casa playera, de tres niveles, con ascensor privado, ubicada en Reservas de El Rodadero, un sector turístico en plena bahía, en donde no había droga, pero sí un celular repleto de información clave.
EL TIEMPO tuvo acceso exclusivo al expediente, que comparten las autoridades de Bahamas, Estados Unidos y de Colombia, y allí se señala que la lujosa casa venía siendo ocupada por el ibaguereño Diego Marcel Manrique Hernández, que tenía cuatro carros de alta gama parqueados en el predio.
Videos y audios
La lujosa casa venía siendo ocupada por el ibaguereño Diego Marcel Manrique Hernández, que tenía cuatro carros de alta gama parqueados en el predio.
El inmueble, avaluado en 1.200 millones de pesos, fue allanado 24 horas después de que el cuerpo de Manrique apareció, con varios balazos, en la vereda Las Tinajas del corregimiento Bonda, de Santa Marta, en plena troncal del Caribe.
La Policía estableció que el hombre era conocido en la mafia con el alias del ‘Ingeniero’.
Además, que tras una investigación de la DEA, ya había sido capturado por narcotráfico, en 2016, e incluso había tenido detención domiciliaria en Santa Marta.
Sin embargo, la información más importante estaba en la terraza de su residencia playera, en la zona de parrilla. En una gaveta del baño estaban ocultos unos documentos y un teléfono celular con videos y audios.
En las gavetas de un baño, se encontraron documento y un teléfono clave en la investigación. Foto: Autoridades
En uno de los audios, un hombre identificado como ‘coordinador’ le pedía a otro más que grabara el lugar exacto de un ducto de ventilación del buque en el que iban a adherir un cargamento de cocaína con poderosos imanes.
“El video era una prueba para los dueños de la cocaína de que el cargamento sí había salido”, le dijo a EL TIEMPO un oficial de la Dirección de Tránsito y Transporte de la Policía (Ditra), en cabeza del general Juan Alberto Libreros, que asumió la investigación.
Y agregó que en los documentos estaba el nombre del buque, de bandera noruega, que iba a ser contaminado con la droga que bajan de la Sierra o traen del Cauca ‘los Pachenca’, la organización criminal de herederos del bloque paramilitar de Hernán Giraldo.
En los papeles también había pistas de los prestantes profesionales samarios, incluido un concejal del Magdalena, que habían invertido ilegalmente en ‘un cupo’ para coronar el cargamento.
Tripulación asiática
La droga iba camuflada en los ductos de aire al lado de maquinaria amarilla y carros de alta gama. Foto: Autoridades de Bahamas
La investigación también arrojó que la red les viene pagando a funcionarios portuarios por las cartas de navegación e información en altamar de los buques, incluidos los lugares a los que van a llegar.
“Pagan por cada carta de navegación 5 millones de pesos”, señaló el oficial.
Por los datos de los documentos hallados en la casa del ‘Ingeniero’ se llegó hasta uno de los buques de la empresa Hoegh AutoLiners, con bandera noruega, que mueve 21.000 toneladas de carga.
La embarcación había zarpado del Reino Unido y según su bitácora tocó los puertos de Bélgica, Róterdam y España, para saltar luego al de Santa Marta.
La Policía colombiana tuvo que echar mano de tecnología de punta y de la colaboración internacional para seguir la embarcación hasta Nasáu (Bahamas) a donde el buque llevaba carros de alta gama, maquinaria amarilla y la cocaína adherida con imanes.
Allí, en mayo pasado, se incautó la mayor parte del alijo y se detuvo a 22 personas: un filipino y 21 chinos, entre ellos una mujer.Para las autoridades es claro que la tripulación estaba enterada de la carga adicional que llevaban.
Aceite de perro y GPS
La droga era pegada a los ductos de ventilación con imanes. Foto: Autoridades
Además, parecen haber descifrado por qué en Santa Marta aparecen cadáveres de perros callejeros. Según los investigadores, tras analizar los alijos de cocaína se detectó que venían impregnados de un aceite que resultó ser extraído de las entrañas de los animales.
El propósito es evitar que los canes de la Policía olfateen los ductos donde camuflan la cocaína. También se descubrió que a los alijos les ubican GPS para tener controlada la cocaína y saber el momento exacto pasa sacarla del buque.
Parte de la organización criminal está enquistada en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Uno de sus supuestos cabecillas ha sido identificado como Freddy Castillo Carrillo, alias Pinocho, quien ya pagó una pena en Estados Unidos por narcotráfico.
‘Pinocho’ y la clínica
La panelas llevaban marquillas que coincidían con las de otros cargamentos incautados en Centroamérica. Foto: Autoridades
El hombre, que en Santa Marta conocían como un líder social, fue capturado el 19 de enero pasado en una zona exclusiva de Brunete, una ciudad a 40 minutos de Madrid (España), en donde vivía hacía 6 meses. Las autoridades colombianas esperan a que sea deportado para procesarlo por concierto para delinquir y homicidio.
Pero la investigación apenas comienza. Además de los otros miembros de la banda, que tiene 300 hombres en armas (sin contar milicias urbanas) y maneja la extorsión y el crimen en Santa Marta, faltan sus prestantes socios.
EL TIEMPO estableció que uno de ellos es dueño de una clínica en la Costa que, además de tener servicio de urgencias y laboratorio, ha expedido certificaciones de enfermedad para que capos obtengan detención domiciliaria.
Varios de ellos tienen un equipo de abogados de primera línea que, hasta ahora, ha impedido que sean procesados.