Guatemala – El ex presidente guatemalteco Otto Pérez Molina, quien gobernó de 2012 a 2015, dio un giro sorprendente en su caso de corrupción al declararse culpable este miércoles de cargos que incluyen lavado de dinero, cohecho pasivo y fraude.
Ante la jueza Eva Recinos, del Tribunal de Mayor Riesgo «B» del Organismo Judicial guatemalteco, Pérez Molina admitió su responsabilidad en los delitos y expresó: «Acepto la responsabilidad porque debía estar enterado de las irregularidades».
La trama de corrupción se remonta a su mandato presidencial y estuvo relacionada con una red que recibió 500 millones de quetzales (63 millones de dólares) en comisiones ilícitas derivadas de la adjudicación de contratos en diversas instituciones estatales, según la extinta Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), que investigó el caso en 2015.
En un intento por obtener una reducción de la pena, Pérez Molina optó por aceptar los cargos en su contra. La Fiscalía solicitó inicialmente una pena de 22 años de prisión y una multa de 4 millones de quetzales (500,000 dólares), pero la jueza Recinos finalmente condenó al ex mandatario a ocho años de prisión.
Este no es el primer revés legal para Pérez Molina, ya que en 2022 fue condenado a 16 años de prisión por su participación en el caso de defraudación aduanera conocido como «La Línea», que tuvo lugar entre 2012 y 2015 y llevó a la caída de su Gobierno.
Durante su mandato, la Cicig descubrió una serie de organizaciones criminales infiltradas en el Estado y desencadenó un período sin precedentes de lucha contra la corrupción entre 2015 y 2019, que resultó en la condena de empresarios y funcionarios por diversos delitos.
