Tegucigalpa – El sistema de salud hondureño enfrenta una crisis inminente tras el fracaso de la reciente licitación de medicamentos e insumos médicos. De los 429 ítems incluidos en el proceso iniciado en octubre de 2024, apenas 70 fueron adjudicados, lo que representa solo un 16% del total previsto.
Expertos y legisladores advierten que esta situación obligará al gobierno a realizar compras directas, mecanismo que genera preocupación por posibles riesgos de corrupción.
Blanca Munguía, especialista en salud de la Asociación por una Sociedad más Justa (ASJ), expresó su preocupación al revelar que, a pesar de la participación de 40 empresas oferentes, únicamente cinco recibieron contratos. «Lo más alarmante es que solo se adjudicaron 70 de 429 ítems», señaló Munguía, quien calificó la situación como crítica.
Según la especialista, este resultado evidencia graves deficiencias técnicas en el proceso, pues lo esperado era garantizar la adjudicación de al menos el 95% de los productos licitados. «Ahora la Secretaría de Salud se verá obligada a recurrir a compras directas amparada en el decreto de emergencia vigente», advirtió Munguía, quien instó a vigilar tanto los precios como los proveedores que serán beneficiados con estas adquisiciones.
Por su parte, el diputado Carlos Umaña, del Partido Salvador de Honduras y profesional médico, calificó el proceso como «la peor licitación de la historia». Umaña confirmó que la declaración desierta de más del 80% de los ítems pone en riesgo el abastecimiento del cuadro básico de medicamentos en hospitales públicos.
«El fracaso de esta licitación nos conduce inevitablemente a un mecanismo de compra directa, lo cual representa una puerta abierta a posibles actos de corrupción», manifestó el legislador, quien además reveló que la Secretaría de Salud ya prepara una nueva licitación, aunque persiste la preocupación por el fracaso de la actual.
La crisis se agrava considerando que el proceso licitatorio inició en octubre del año pasado y los resultados se conocieron apenas la semana pasada, generando un retraso significativo en la adquisición de medicamentos esenciales para el sistema sanitario nacional.
Tanto Munguía como Umaña coinciden en que, de no tomarse medidas correctivas inmediatas, el país podría enfrentar un desabastecimiento generalizado de medicamentos en los centros hospitalarios públicos, afectando directamente a la población más vulnerable que depende del sistema público de salud.
