Tegucigalpa – Tras el trágico asesinato de Erika Yulissa Bandy, viuda del narcotraficante Magdaleno Meza, su cuerpo fue llevado directamente a un cementerio sin la presencia de sus tres hijos y demás familiares.
Debido a motivos de seguridad, un apoderado legal de la familia se encargó de reclamar el cuerpo y coordinar los arreglos funerarios.
Según se informó, los familiares proporcionaron una carta poder a una funeraria, debidamente autenticada por un notario, para que se encargara de la preparación del cadáver. Posteriormente, el cuerpo fue trasladado al cementerio, aunque no se reveló información detallada sobre su ubicación.
El fatídico suceso ocurrió cuando Erika Yulissa Bandy se dirigía a una repostería en San Pedro Sula, acompañada de su conductor y un guardaespaldas, quienes también perdieron la vida en el ataque perpetrado por un grupo de sicarios.
Lo sorprendente es que los responsables portaban chalecos con las siglas de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), lo que inicialmente hizo pensar que se trataba de un operativo oficial.
La víctima tenía antecedentes relacionados con actos de corrupción y había sido capturada junto a su esposo, el narcotraficante Magdaleno Meza. Este último fue ejecutado en la cárcel de máxima seguridad «El Pozo» en Ilama, Santa Bárbara, en 2019.
Por su parte, Erika Bandy cumplió condena en la cárcel de mujeres de Támara y fue puesta en libertad en abril de 2022.
El trágico final de Erika Yulissa Bandy ha dejado numerosas incógnitas y suscita preocupación por la seguridad en el país.
El hecho de que los sicarios implicados en su asesinato portaran chalecos con las siglas de una institución policial plantea serias interrogantes sobre la integridad y confianza en las fuerzas de seguridad. Asimismo, los antecedentes de corrupción asociados a la víctima arrojan luz sobre el oscuro mundo en el que estuvo involucrada junto a su esposo.
La familia de Erika Bandy ha optado por un funeral privado, protegiendo su seguridad y evitando exponer a los hijos y demás parientes al peligro. Aunque este acto refuerza la discreción y cautela en medio de circunstancias adversas, también refleja el miedo y la vulnerabilidad que prevalecen en el entorno en el que se desenvolvía la viuda de Magdaleno Meza.
Las autoridades correspondientes deberán investigar exhaustivamente este crimen y esclarecer los motivos detrás del asesinato de Erika Yulissa Bandy. La sociedad hondureña espera que se haga justicia y que se tomen las medidas necesarias para garantizar la seguridad de los ciudadanos y prevenir hechos tan lamentables en el futuro.
