Tegucigalpa. – El Gobierno de Venezuela acreditó este sábado a su nueva embajadora en Honduras, Margaud Godoy, en una ceremonia en la que participó el canciller hondureño, Enrique Reina, y con la que se retoman «de manera formal» las relaciones diplomáticas entre ambos países, informó este sábado el ministro de Relaciones Exteriores venezolano, Félix Plasencia.
«Entregamos al canciller Enrique Reina, en ceremonia celebrada en el Palacio de Gobierno de Tegucigalpa, las copias de estilo que acreditan a la compañera Margaud Godoy como embajadora de la República Bolivariana de Venezuela ante la República de Honduras», indicó el funcionario venezolano en su cuenta de Twitter.
Godoy fungía como ministra de La Mujer en Venezuela desde el 19 de agosto de 2021, y antes fue viceministra para las Comunas y Protección Social y gobernadora del estado Cojedes.
Su acreditación también fue reseñada por el canciller hondureño en su cuenta de Twitter, quien publicó fotos del evento y oficializó el «restablecimiento de relaciones diplomáticas» con Venezuela.
El restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Honduras, rotas desde 2019, fue anunciado este viernes por el canciller venezolano, quien destacó que la reconexión entre los gobiernos de ambos países se da tras la toma de posesión de Xiomara Castro como presidenta de Honduras.
Castro es la primera mujer hondureña que llega a la Presidencia en la historia de su país y tendrá un periodo de cuatro años.
La izquierdista sucede en la Presidencia de Honduras a Juan Orlando Hernández, del conservador Partido Nacional, quien ejerció desde 2014.
Con Hernández como presidente, Honduras formó parte del Grupo de Lima, que reunió a varios países americanos que consideraron a Nicolás Maduro como presidente ilegítimo de Venezuela y apoyan como mandatario encargado al opositor Juan Guaidó.
Guaidó se proclamó «presidente encargado» en enero de 2019, cuando también lideraba la Asamblea Nacional (AN, Parlamento), que contaba entonces con amplia mayoría opositora, amparado en una particular lectura de la Constitución que le permitía serlo por 30 días, con la premisa, entre otras, de convocar unas elecciones que nunca llegaron.