Tegucigalpa – En Honduras, cada 3 de octubre se conmemora el «Día del Soldado Hondureño», una fecha que rinde homenaje al legado de Francisco Morazán, prócer centroamericano y símbolo de la lucha por la libertad y la unión regional.
Morazán, nacido en 1792 en Tegucigalpa, se destacó por su defensa de valores como la libertad, igualdad y fraternidad, ideales inspirados en la Revolución Francesa.
Desde su victoria en la Batalla de la Trinidad en 1827, Morazán emergió como un líder visionario, comprometido con profundas reformas durante su presidencia en la extinta República Federal de Centroamérica.
Entre sus logros, destacan la promoción de la separación entre la Iglesia y el Estado, la libertad de prensa, y la educación como cimientos de un Estado moderno.
A pesar de las adversidades y el contexto difícil de su época, Morazán es recordado como un paladín que abogó incansablemente por una Centroamérica unificada y progresista, dejando un legado que aún inspira a toda la región.
Su vida ejemplifica el sacrificio por los ideales democráticos y su influencia perdura en la memoria colectiva como un llamado a la unidad y la justicia.
El «Día del Soldado Hondureño» no solo rememora a Morazán, sino que también celebra a los hombres y mujeres que actualmente sirven al país, respetando y defendiendo los principios por los que luchó este ilustre héroe centroamericano.