Tegucigalpa – Honduras volvió a quedar excluida de la Corporación del Reto del Milenio (MCC) para 2025, tras obtener una de las calificaciones más bajas en control de corrupción desde que el Banco Mundial comenzó sus mediciones en 1996.
Con un devastador 15% en el percentil de control de corrupción, el país centroamericano se ubica en el puesto 24 entre 28 naciones evaluadas.
«No es solo un número, es el reflejo de un sistema que continúa privilegiando intereses privados sobre el bien público», señala el economista Roberto Lagos, quien había anticipado con precisión este resultado.
Su proyección del 14% se acercó notablemente a la calificación final, evidenciando un patrón predecible de deterioro institucional.
La evaluación revela un panorama desalentador más allá de la corrupción. Honduras reprobó en ocho indicadores críticos, pero la corrupción no fue el único ámbito en el que Honduras mostró debilidades.
Según la evaluación de la MCC, el país falló en ocho indicadores clave que reflejan problemas profundos en diferentes sectores. En control de corrupción, el país obtuvo un 15%, mientras que en eficacia del gobierno alcanzó un 22%. El estado de derecho también mostró una baja calificación con un 15%. La libertad de información se situó en un 50%, y el acceso al crédito registró un 37%. En cuanto a los gastos de educación, Honduras obtuvo un 46%, y las tasas de vacunación se ubicaron en un 30%. Finalmente, la reducción en la tasa de finalización de la educación secundaria entre jóvenes fue de un 27%.
El contraste entre la realidad y la retórica oficial es notable. Mientras Marcio Sierra, presidente de la CNBS, había asegurado que Honduras pasaba «fácilmente» casi todos los indicadores, los resultados muestran deficiencias generalizadas.
Lagos advierte que la ligera mejora en el percentil no refleja avances reales, sino la reclasificación de otros países que salieron de la evaluación.
«Este no es solo un fracaso administrativo, es una sentencia contra las oportunidades de desarrollo de millones de hondureños», enfatiza Lagos, señalando que la pérdida de estos fondos, destinados a reducir la pobreza mediante crecimiento económico sostenible, profundiza la brecha de desarrollo del país.
La exclusión de Honduras de la MCC envía un mensaje claro: sin reformas estructurales profundas y un verdadero compromiso contra la corrupción, el país seguirá perdiendo oportunidades cruciales para su desarrollo.
El costo de la corrupción, medido en millones de dólares en ayuda perdida, continúa hipotecando el futuro de las nuevas generaciones.