El Gobierno japonés aprobó este viernes un presupuesto inicial histórico de 115,5 billones de yenes (710.000 millones de dólares) para el año fiscal 2025, marcado por un aumento en los gastos de defensa y seguridad social, según informó el Ejecutivo.
Este nuevo presupuesto superó el récord previo de 114,38 billones de yenes fijado en 2023. Los gastos en defensa alcanzarán los 8,7 billones de yenes (52.430 millones de dólares), un incremento motivado por las tensiones regionales, incluido el desarrollo armamentístico de Corea del Norte y la creciente actividad militar de China en el estrecho de Taiwán.
Este aumento en defensa responde a la estrategia del gobierno de reforzar su capacidad militar en un contexto de desafíos geopolíticos en Asia oriental. En tanto, los gastos en seguridad social, que representan la mayor partida del presupuesto, se situarán en 38,3 billones de yenes (256.800 millones de dólares).
Este gasto responde al acelerado envejecimiento de la población japonesa, un fenómeno que continúa presionando el sistema de pensiones y atención médica del país.
Por otro lado, los ingresos estimados para el próximo año fiscal, que comienza en abril, se cifran en 78,34 billones de yenes (513.600 millones de dólares), lo que obligará al Gobierno a financiar el déficit mediante la emisión de nuevos bonos por un valor de 28,6 billones de yenes (196.200 millones de dólares).
Esta dependencia de deuda podría agravar la ya delicada salud fiscal de Japón, que cuenta con la relación deuda-PIB más alta entre las principales economías del mundo.
El presupuesto fue aprobado por el gabinete del primer ministro Shigeru Ishiba, pero su viabilidad política enfrenta un desafío importante, ya que el partido gobernante perdió su mayoría parlamentaria en las elecciones de octubre pasado. Esto podría forzar al Ejecutivo a revisar el proyecto durante las negociaciones en el Parlamento, donde se espera que sea presentado próximamente.
Conversaciones sobre temas de seguridad con China
China y Japón acordaron el miércoles iniciar conversaciones sobre cuestiones de seguridad, un tema históricamente polémico, como parte de un esfuerzo por mejorar sus relaciones bilaterales, afectadas en los últimos años por disputas territoriales y el vertido de aguas tratadas procedentes de la central nuclear de Fukushima.
El ministro de Asuntos Exteriores japonés, Takeshi Iwaya, visitó China por primera vez desde que asumió el cargo en octubre y sostuvo reuniones con el primer ministro chino, Li Qiang, y su homólogo, Wang Yi.
Tras los encuentros, Iwaya describió las conversaciones como “muy sinceras” y señaló que se abordaron temas diversos. “Creo que hemos sido capaces de construir una relación personal que nos llevará al futuro”, declaró a la prensa en Beijing.
Como parte de los compromisos alcanzados, Wang Yi visitará Japón el próximo año para participar en un diálogo económico de alto nivel que incluirá temas como la cooperación en medio ambiente, la conservación energética y la atención sanitaria, entre otros.
Además, Japón anunció una flexibilización de los requisitos de visado para los turistas chinos, en respuesta a la reciente decisión de China de permitir la entrada de ciudadanos japoneses sin visado.
A pesar de los avances, las tensiones persistieron en algunos puntos. Iwaya expresó la preocupación de Japón por la actividad militar china cerca de las islas deshabitadas del mar de China Oriental, conocidas como Senkaku en Japón y Diaoyu en China, reclamadas por ambos países.
También se plantearon inquietudes sobre las disputas territoriales de China en el mar Meridional de China. El acercamiento entre ambas naciones sigue al compromiso alcanzado entre el presidente chino, Xi Jinping, y el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) celebrada en Perú el mes pasado.
Con información de EFE y AFP