La invasión de Rusia a Ucrania permitió la revitalización de la Alianza Atlántica, en momentos en que muchos la daban por muerta. Con la entrada de Finlandia y la futura incorporación de Suecia, la OTAN suma 1340 km de frontera con la Federación Rusa, a la que considera como una amenaza a la paz y estabilidad del área euroatlántica.
Por Infobae
Una nueva alianza atlántica
En junio de 2022, se celebró la Cumbre de Madrid, que marcaría el inicio de una nueva era. La OTAN definió allí, en el documento final, a Rusia como “la amenaza más significativa y directa a la seguridad, la paz y la estabilidad del área euro-atlántica”.
La Alianza reafirmó, asimismo, su compromiso de “defender cada pulgada del territorio aliado, preservar la soberanía y la integridad territorial de todos los aliados y prevalecer contra cualquier agresor”.
Desde la invasión rusa, se ha reforzado el flanco oriental europeo, estableciendo cuatro nuevos Batallones de Presencia Avanzada en Bulgaria, Hungría, Rumania y Eslovaquia. Estas nuevas unidades se suman a otros cuatros batallones creados en 2017, con asiento en Polonia, Estonia, Letonia y Lituania. En cada uno de ellos se planea el despliegue de 3000 soldados. Por otro lado, la Alianza Atlántica potenciará la Fuerza de Despliegue Rápido, dotada de 300.000 soldados, 1000 aviones y 300 barcos.
Mientras tanto, la plena integración de Ucrania a la OTAN sigue siendo un tema en discusión, que podría concretarse una vez concluida la guerra con Rusia, aunque está por verse cómo se instrumentará esa ampliación tan polémica. Por lo pronto, el documento final de la más reciente Cumbre, celebrada en Vilna –la capital de Lituania– resumió en una frase la aspiración común: “El futuro de Ucrania está en la OTAN”.
Interrogantes y cuentas pendientes
Si bien la alianza militar euro-atlántica está hoy más activa que nunca, aún quedan en el tintero algunos temas que siguen sin resolverse. Muchos de sus miembros aún están lejos del objetivo trazado en la Cumbre de Gales de 2014 de destinar el 2% del PBI a gastos de Defensa. Hoy solo EE.UU., Grecia, el Reino Unido, Polonia, Lituania, Estonia y Letonia cumplen ese requisito.
Lo cierto es que ya nadie habla de “muerte cerebral” de la OTAN y esta alianza militar parece estar más viva que nunca. La Alianza Atlántica tiene en claro que Rusia no dará marcha atrás y sus socios no están dispuestos a aceptar nuevas provocaciones de Moscú.
La tensión llegó a niveles impensados desde el final de la Guerra Fría y hoy nadie está en condiciones de pronosticar hasta dónde podrá escalar esta confrontación entre Rusia y la principal alianza militar de Occidente.