Tegucigalpa – En respuesta a la creciente ola de violencia que ha afectado a Honduras y ha dejado numerosas víctimas en la última semana, la Conferencia Episcopal ha instado a la población a no perder las esperanzas y a unirse en oración. A su vez, han pedido a las autoridades que reconsideren y replanteen las estrategias de seguridad en el país.
El sacerdote Juan Ángel López, portavoz de la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH), leyó un comunicado en el que la iglesia expresa su solidaridad con el pueblo hondureño y comparte su dolor por las pérdidas sufridas y la sensación de amenaza que experimentan muchas personas.
«Ante la intensificación y recrudecimiento de la violencia en los últimos días, una violencia que lamentablemente no hemos logrado detener desde hace muchos años, compartimos el profundo dolor de las familias que han perdido a sus seres queridos y de aquellos que se sienten amenazados», señaló el comunicado.
La Conferencia Episcopal reafirmó su compromiso de cercanía fraterna y de oración con el pueblo hondureño, al tiempo que condenó enérgicamente cualquier forma de violencia y alteración del orden social. Asimismo, hicieron un llamado a las autoridades competentes a reconsiderar y, si es necesario, modificar las estrategias de seguridad en el país.
Se cuestionó la efectividad de los organismos de seguridad en Honduras, ya que los resultados obtenidos hasta ahora no cumplen con las expectativas. «Cuando pensamos en las numerosas víctimas mortales, no se trata simplemente de cifras, sino de vidas humanas, muchas de ellas, niños pequeños», enfatizó el comunicado.
La Conferencia Episcopal considera que la espiral de violencia que afecta al país es el resultado de años de injusticia, corrupción sistemática e indiferencia. Hacen un llamado a no ignorar las raíces del problema y a tomar conciencia de que la violencia agudiza la pobreza extrema y socava las esperanzas de encontrar una solución duradera. Esta realidad afecta a todos y no se puede permanecer indiferente.
Enfatizaron que cada familia y cada ciudadano merecen vivir en paz y tienen el derecho de hacerlo, asumiendo sus responsabilidades y compromisos con la sociedad para contribuir al bienestar y progreso del país, en un marco de verdadero estado de derecho y en busca del bien común.
«Hoy, más que nunca, necesitamos estar unidos. Como nos enseñó el Señor, no respondamos al mal con más mal. Como pastores de la Iglesia, que compartimos el dolor y la angustia, el miedo y la frustración de nuestro rebaño, les rogamos a todos que no nos cansemos de hacer el bien y que mantengamos viva la esperanza», expresó el comunicado.
La Conferencia Episcopal concluyó su mensaje exhortando a la perseverancia en la oración al Dios de la vida y destacando la importancia de prestar atención al consejo del Papa Francisco, quien ha llamado a dirigir la mirada