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La inteligencia artificial en la educación: cinco transformaciones clave para 2025

Las herramientas de IA no están eliminando la escritura, sino redefiniéndola.

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El impacto de la inteligencia artificial (IA) en la educación es innegable. En apenas unos años, herramientas como ChatGPT, Deepseek, Gemini y Perplexity han cambiado la manera en que estudiantes y docentes interactúan con el conocimiento.

Por Infobae

Si bien el debate en torno a la IA ha oscilado entre el entusiasmo y la preocupación, el consenso entre los expertos es claro: la inteligencia artificial no reemplazará la creatividad humana, sino que la complementará.

Según un informe de HolonIQ, el mercado global de IA en la educación alcanzará los 6.000 millones de dólares en 2025, impulsado por la creciente demanda de soluciones personalizadas y accesibles.

Sin embargo, su integración en el aula plantea desafíos, desde la dependencia excesiva de la tecnología hasta la necesidad de garantizar un uso ético y equitativo.

Turnitin, empresa especializada en integridad académica, ha identificado cinco tendencias clave que marcarán el futuro de la educación en 2025.

La escritura universitaria no desaparecerá

A pesar de los temores sobre la posible desaparición de la escritura académica, expertos como María Belén Correa, directora de Turnitin para Latinoamérica, afirman que seguirá siendo esencial. “El ensayo universitario y la escritura en general seguirán muy vivos en 2025”, asegura.

De hecho, las herramientas de IA no están eliminando la escritura, sino redefiniéndola. Según una encuesta de Tyton Partners, casi la mitad de los estudiantes seguirán utilizando IA generativa incluso si sus instituciones lo prohíben, lo que representa un aumento del 21% respecto a 2023.

Ante esta realidad, en lugar de prohibir la IA, muchas universidades están optando por enseñarle a los estudiantes cómo integrarla en su proceso creativo sin perder la autenticidad de sus ideas.

La IA y la escritura humana se complementarán

La escritura asistida por IA no implica la sustitución de la creatividad humana. Herramientas como Grammarly y Quillbot ya son utilizadas por millones de estudiantes para mejorar la gramática y el estilo, pero sin reemplazar la construcción de ideas originales.

Más allá de la corrección de textos, la IA ha impulsado nuevos enfoques educativos. La ingeniería rápida o prompt engineering es un claro ejemplo: estudiantes y profesionales están aprendiendo a formular preguntas precisas para obtener respuestas más útiles de la inteligencia artificial, lo que fomenta el pensamiento crítico y la experimentación con el lenguaje.

La escritura sigue siendo una habilidad fundamental

El lenguaje natural es la forma más poderosa de interactuar con las computadoras. En este contexto, la escritura estructurada será una habilidad cada vez más valorada en el ámbito educativo y laboral.

“Trabajar con IA para transmitir información compleja con claridad se convertirá en una de las habilidades más importantes”, explica Correa.

Además, la escritura seguirá siendo la mejor forma de evaluar la comprensión y el aprendizaje de los estudiantes. Aunque la IA facilite la redacción de textos, el pensamiento analítico y la argumentación bien construida seguirán dependiendo del intelecto humano.

La equidad en el acceso a la IA será un tema central

Uno de los mayores beneficios de la IA en la educación es su potencial para reducir brechas de aprendizaje. En países como India y Brasil, plataformas como Khan Academy y Duolingo ya utilizan IA para ofrecer lecciones personalizadas a estudiantes en zonas rurales o con menos recursos.

Sin embargo, también existe el riesgo de que la IA amplíe la desigualdad. El auge de herramientas premium y servicios de pago podría generar una brecha entre estudiantes que pueden acceder a las mejores tecnologías y aquellos con recursos limitados. Garantizar un acceso equitativo a estas herramientas será un desafío clave en los próximos años.

La evolución de las herramientas de IA y detección de plagio

El avance de la IA no solo implica el desarrollo de asistentes de escritura, sino también de herramientas para detectar el uso indebido de estas tecnologías.

Programas como Turnitin y GPTZero están evolucionando para identificar textos generados por inteligencia artificial, lo que obliga a estudiantes y docentes a repensar el concepto de autoría.

En el futuro, más allá de la detección de plagio, estas herramientas facilitarán el diálogo entre educadores y alumnos sobre el uso responsable de la IA. La transparencia y la confianza serán esenciales para integrar estas tecnologías sin afectar la integridad académica.

Un futuro colaborativo entre humanos y máquinas

El 2024 fue un año de aceptación de la IA en la educación, pero 2025 será un año de consolidación. Como concluye Correa, “será el año en que la IA dé un impulso muy necesario al valor de la escritura humana tradicional”.

Lejos de ser una amenaza, la IA se perfila como una herramienta que puede potenciar la creatividad y la equidad en la educación, siempre que se utilice de manera responsable. El futuro no radica en elegir entre humanos y máquinas, sino en encontrar un equilibrio en el que ambas partes se potencien mutuamente.

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