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La obesidad ya es la forma más común de malnutrición en la mayoría de países

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Un estudio cifra en más de mil millones las personas afectadas y revela que los desequilibrios nutricionales siguen al alza: la obesidad infantil se ha cuadruplicado en tres décadas y en los adultos, casi se ha triplicado.

Por El País

Hay una epidemia que está atravesando el globo de punta a punta y arrasa más que la covid: si la crisis del coronavirus ha dejado, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 774 millones de casos en el mundo, la obesidad ya afecta a más de mil millones de personas. Un estudio publicado este jueves en The Lancet revela que el exceso de peso, factor de riesgo para decenas de enfermedades, ya es la forma más común de malnutrición en la mayoría de países: los casos en niños se han cuadruplicado en tres décadas y en los adultos, casi se han triplicado. De una forma u otra, los problemas alimentarios se enquistan y, si bien han descendido las cifras de bajo peso en el planeta (por la caída de la desnutrición, por ejemplo), el auge del sobrepeso y la obesidad desequilibra de nuevo la balanza alimentaria saludable en el mundo.

Tan malo es una alimentación insuficiente como un exceso de peso. Son dos caras de la misma moneda: la malnutrición, que está asociada a problemas de salud a lo largo de la vida. La desnutrición supone un riesgo de muerte prematura y la obesidad también es un factor de riesgo para enfermedades como el cáncer o la diabetes y la hipertensión, precursora, a su vez, de dolencias cardiovasculares. En la infancia, además, un exceso de grasa eleva el riesgo de perpetuar esa obesidad en la edad adulta y acelera la aparición de problemas mecánicos (por el peso sobre las articulaciones) y metabólicos.

La investigación publicada en The Lancet, que recopila datos de más de 3.600 estudios y analiza la evolución de obesidad y el bajo peso en el mundo entre 1990 y 2022, revela una consolidación de dos fenómenos paralelos: mientras caen las cifras de insuficiencia ponderal —esto es, un bajo peso para la edad de un individuo, producto de una insuficiente alimentación—, gana terreno la obesidad, tanto en países ricos como aquellos de bajos ingresos. “Lo que nos muestra el estudio es que en el mundo se está controlando muy bien la desnutrición, excepto en algunos países de África. Las mejores condiciones de vida y el desarrollo económico acompañan esta reducción, como ocurrió en España en los años cincuenta. Pero, ningún país del mundo ha conseguido reducir la obesidad. Este artículo muestra que el problema va mal”, zanja Fernando Rodríguez Artalejo, catedrático de Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid y uno de los firmantes de esta investigación.

En la práctica, el resultado de esta radiografía que dibuja el estudio es que, en conjunto, la prevalencia de estos cuadros de malnutrición se dispara, advierten los autores: “La prevalencia combinada de estas formas de malnutrición ha aumentado en la mayoría de los países, con la notable excepción de los países del sur y sudeste de Asia y, para algunos grupos de edad y sexo, en el África subsahariana. Las disminuciones de la doble carga se debieron en gran medida a la disminución de la prevalencia de la insuficiencia ponderal, mientras que los aumentos se debieron al aumento de la obesidad, lo que llevó a una transición del predominio del bajo peso al de la obesidad en muchos países”, resumen los autores en el artículo.

Sobre un mapamundi, una prevalencia creciente de obesidad domina casi todos los territorios. El estudio, dirigido por el Imperial College de Londres y en el que han participado más de un millar de científicos de todo el mundo, eleva a 878 millones de adultos y 160 millones de niños las personas en el mundo que sufren esta dolencia. Esto significa que, entre 1990 y 2022, la prevalencia en menores pasó del 1,7% al 6,9% en niñas y del 2,1% al 9,3% en niños; en adultos, las tasas saltaron del 8,8% al 18,5% en mujeres y del 4,8 al 14% en hombres. “No es sorprendente. Uno sale a la calle y lo ve. Era lo esperado”, apunta Rodríguez Artalejo. Y prosigue: “¿Las razones? En el estudio no se analiza con datos, solo se especula, pero apuntan al aumento de comida barata ultraprocesada en un contexto que facilita que se pueda comer a todas horas. Y pasa igual en países pobres. Es lo que tiene la globalización”, expone.

Según el estudio, la prevalencia de obesidad en las últimas tres décadas creció en la inmensa mayoría de territorios (sobre todo, en Estados Unidos, Brunei, algunos países del Caribe, Oriente Medio y el Norte de África). Países de la Polinesia, como Tonga, Samoa o Niue, registran las cifras más altas de obesidad en todas las edades, con prevalencias por encima del 60% en adultos. En menores, también Chile es uno de los países donde más ha crecido la obesidad y reporta tasas del 33% en varones, por ejemplo. Estados Unidos, paradigma de la expansión de la obesidad en las zonas de ingresos altos, está también en puestos altos del ránking: cuatro de cada 10 estadounidenses adultos sufre padece esta dolencia.

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