Desde que inició la pandemia, supuestas fundaciones con fines humanitarios ingresaban ‘ayudas’ a los reclusos, que terminaron siendo los ingredientes del menú VIP que consumían los detenidos de alto perfil. – Foto: Inpec
Hamburguesas, mariscos, gallina, salmón, langosta, vino y hasta carne de mico, eran los platos que se ofrecían en el exótico menú de un restaurante que no estaba ubicado en una zona gourmet de la ciudad. La carta se ofrecía inexplicablemente en el pabellón de extraditables de la cárcel La Picota, en el sur de Bogotá.
Por Semana
SEMANA estableció que no se trata de un simple hallazgo, es la prueba de un ‘restaurante gourmet’ pagado por poderosos detenidos y atendido por otros condenados, de recursos más limitados, pero que fueron capacitados como chefs carcelarios y ahora trabajaban para sus compañeros de celda. En síntesis, el descaro es tal que los pusieron a cocinarles.
El pabellón de alta seguridad en la cárcel La Picota tiene como huéspedes a narcotraficantes, cabecillas de peligrosas organizaciones y detenidos de alto perfil, incluso solicitados en extradición. Son ellos los clientes de un ‘restaurante VIP’ en el interior del penal, que funciona en las mismas mesas custodiadas por el Inpec.
Menú humanitario
SEMANA conoció los detalles de una investigación que adelanta el Inpec y que desbarató una fachada construida por los internos del pabellón de extraditables. Con el dinero suficiente y el apoyo de algunas fundaciones supuestamente humanitarias, lograron convertir la pandemia de la covid-19 en la excusa perfecta para ingresar los ingredientes de una cena de lujo.
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