El BCE advierte de un ligero repunte de la inflación en los próximos meses por un efecto estadístico.
Por El País
Los beneficios empresariales presionan menos sobre los precios y ahora son los salarios, tras meses de perder terreno, los que empujan. “Esto refleja principalmente efectos de recuperación relacionados con la inflación pasada”, ha explicado la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, en referencia a los sueldos en su comparecencia en el Parlamento Europeo. La máxima responsable de la política monetaria del área monetaria, además, ha reafirmado su advertencia de que todavía es pronto para empezar a hablar sobre cuándo la institución que dirige reducirá los tipos de interés. “Esperamos mantener los tipos un tiempo en los niveles actuales durante un tiempo suficientemente largo para que contribuya a restablecer la estabilidad de los precios”, ha afirmado.
El BCE, como ha recordado Lagarde a los eurodiputados, tiene una misión “principal”: vigilar la inflación y llevarla a un nivel, en el medio plazo, del 2%. Por ahora está en el 2,9% y ha bajado rápidamente en los últimos meses después de marcar su máximo histórico hace un año más o menos. Pero la francesa ha advertido de que este retroceso tiene mucho de “efecto base”, es decir, los precios actuales ya no se comparan meses en los que la inflación estaba baja sino alta y eso tiene como resultado incrementos menores.
Lagarde también ha apuntado que en los próximos meses la inflación volverá a subir, aunque de nuevo será por efectos estadísticos, como ha advertido, y también por el fin de algunas de las medidas que los Estados miembro desplegaron para afrontar la escala de precios. A estos movimientos, Lagarde suma las incógnitas geopolíticas sobre los conflictos bélicos (Ucrania, Oriento Próximo) y la conclusión es clara: “La perspectiva a medio plazo para la inflación está rodeada de una considerable incertidumbre”. O lo que es lo mismo: para Fráncfort, no es el momento de dar esperanzas con una próxima rebaja de tipos.
La máxima responsable del BCE ha apuntado a los salarios como una fuente de presión en los próximos meses después de tiempo advirtiendo que lo hacían por las ganancias empresariales. La causa hay que buscarla en el intento por parte de los representantes de los trabajadores de recuperar el terreno perdido el año pasado y no por “una dinámica autoalimentada”. Por el contrario, los beneficios, que tanta leña han echado al fuego de los precios en los últimos meses, estarían rebajando la presión. La lectura de ambos movimientos puede ser que las empresas están utilizando el margen que tienen para absorber los incrementos en los sueldos sin trasladarlos totalmente a los precios, algo que tanto el instituto monetario como la Comisión Europea habían destacado en varios informes.
Ante esta exposición, Lagarde ha vuelto a incidir en respuestas a las preguntas de los parlamentarios que “no es el momento de cantar victoria”. “Debemos estar atentos a las fuerzas que determinan la inflación y estar firmemente centrados en nuestro mandato de estabilidad de precios”, ha reiterado. En definitiva, el BCE no da margen a la esperanza sobre una pronta reducción de tipos. Al contrario, seguirán en unos niveles “suficientemente restrictivos tanto tiempo como sea necesario”.
La posición que ha expuesto estaba anunciada en las actas de la última reunión del Consejo de Gobierno del BCE. En ellas se puede leer que en el encuentro “se expresó confianza en que la posición monetaria actual era suficientemente restrictiva, lo que daba al consejo de gobierno la oportunidad de mantener los tipos en los niveles actuales y tomarse tiempo para evaluar las perspectivas de inflación, la dinámica de la inflación subyacente y la solidez de la transmisión de la política monetaria”.
La jefa del BCE no ha querido dejar pasar la ocasión de subrayar la importancia de que haya reglas fiscales en la UE. Lo considera algo “crucial”. En este momento, los Veintisiete están negociando una posición común para poder negociar con el Parlamento Europeo, que tampoco tiene cerrada una postura. El objetivo inicial era tener aprobados los textos legales antes de acabar el año. Ante la dificultad para llegar a un pacto, principalmente por la distancia entre Francia y Alemania, la meta ahora es algo más modesta: cerrar las posiciones por parte de los dos colegisladores comunitarios (Consejo de la UE y Eurocámara) para dar paso a una negociación rápida que permita la ratificación de los textos legales antes de que finalice la legislatura europea.