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Las caravanas migrantes no cesan pese a las amenazas de Trump

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Un quinto grupo con unas 1.500 personas de Venezuela, Colombia, Haití y Centroamérica salió desde Chiapas mientras la tensión y las presiones políticas entre los gobiernos aumentan.

Por El País

Una quinta caravana migrante ha salido esta semana con unas 1.500 personas desde la frontera sur de México, en Tapachula, Chiapas. Igual que las anteriores su objetivo es llevar lo más al norte que se pueda, sin embargo, en las últimas semanas las autoridades de México han reforzado sus dispositivos para tratar de desintegrar a estos grupos de personas. Pese a las amenazas de Donald Trump, miles de personas siguen cruzando la frontera con México con el objetivo de llegar a Estados Unidos antes de que el republicano tome posesión de su cargo, el 20 de enero del año próximo. Todos temen que el republicano cierre la frontera y cumpla con la promesa de deportaciones masivas contra las personas indocumentadas.

La presidenta Sheinbaum ha hablado de este tema durante la conferencia matutina de este martes y ha asegurado que México estará preparado ante la posible deportación de sus connacionales. Está por verse qué sucederá con las personas originarias de otros países. “Si hubiera una deportación, también nos estamos preparando para darle la bienvenida a México a todas las y los mexicanos que por alguna razón son deportados de Estados Unidos”, concretó y señaló que la primera atención deberá ser en los consulados mexicanos y que se está preparando la contratación de abogados migratorios que puedan atender estos casos.

La mandataria sostuvo la semana pasada una llamada con el presidente electo sobre las caravanas que hay en el país, cinco desde que ganó Trump, y aseguró que los migrantes ya no llegan a la frontera con Estados Unidos. Sheinbaum insistió en que el Gobierno logró en el último año reducir en un 75% la llegada de migrantes al norte del país. La mayoría de personas que forman esta última caravana proceden de Venezuela, el principal origen de la migración que actualmente está entrando en el país. La prensa local también ha reportado que hay ciudadanos de Colombia, Haití, Cuba, El Salvador, Honduras y países de Medio Oriente. Los migrantes salieron de Tapachula este lunes y caminaron durante unas 10 horas hasta llegar a Huehuetán, a unos 26 kilómetros al norte. El propósito es alcanzar Ciudad de México en las próximas semanas.

Al llegar a Huehuetán la caravana se dividió en dos grupos. El primero continuó hasta Huixtla, mientras que el segundo permaneció en el parque de Huehuetán para descansar. El propósito de este martes fue llegar al municipio de Escuintla, a 74 kilómetros de Tapachula. La mayoría teme que cuando Trump llegue a La Casa Blanca cierre la frontera con México y se queden sin posibilidad de alcanzar Estados Unidos. “A Donald Trump le pedimos que nos deje pasar antes de que cierre todo. Nos arruina nuestros sueños y el futuro de nuestros hijos, queremos que estén bien, ya que en nuestro país no pudimos”, señala en declaraciones a Efe Anilka, una venezolana que huye de su país tras la crisis de las últimas elecciones.

Las caravanas se han convertido en un fenómeno controvertido, una papa caliente para el gobierno de los dos países. Por un lado, Trump insiste en que representan un peligro para su país y amenaza a México con aranceles del 25% sobre todos sus productos si el Gobierno de Sheinbaum no logra frenar “la invasión” de migrantes y drogas. La presidenta de México, por su parte, ha asegurado en una llamada con Trump que las caravanas “ya no llegan a la frontera con Estados Unidos”, gracias a las acciones que se están llevando a cabo.

Entre esas acciones se mantiene el intento de las autoridades mexicanas de disolver los grupos grandes de personas y el traslado hasta otros puntos del país, algunos de ellos muy alejados de Ciudad de México o de la frontera, como es el caso de Guerrero, Michoacán o Yucatán. Otros tantos son detenidos en el centro del país y devueltos de nuevo a la casilla de salida en Tabasco o Chiapas. La mayoría de los migrantes no logran llegar a la frontera con Estados Unidos, sin embargo, las entradas a México desde Chiapas se han disparado y los albergues están repletos en el sur.

De enero a agosto más de 925.000 personas han entrado al país de manera irregular, según datos oficiales. La cifra es más del doble que lo registrado en el mismo periodo del año pasado, muchos de ellos son niños y niñas menores de 11 años. “Los flujos migratorios se han reducido no por una estrategia, sino porque México está deteniendo una gran cantidad de migrantes”, señalaba a este diario Eunice Rendón, coordinadora de la organización Agenda Migrante.

A medida que pasan los días, la tensión y las presiones políticas de contener a los migrantes aumentan. Organizaciones de la sociedad civil denuncian el asedio de las autoridades y del Instituto Nacional de Migración (INM) que tratan por todos los medios de impedir que los migrantes sigan avanzando. Este martes el INM ofreció a los integrantes de la caravana un permiso humanitario para transitar 20 días en el país, pero la mayoría declinó la oferta. Las autoridades migratorias mexicanas se reunieron este lunes con sus pares de Guatemala con el fin de trabajar de manera conjunta. En el encuentro el titular del INM, Francisco Garduño, y su homólogo, Danilo Rivera, acordaron el intercambio de información sobre tránsito en los cruces formales e informales para trabajar por una “migración ordenada”.

Desde este verano, el Gobierno de Estados Unidos permite solicitar una visa humanitaria a través de una aplicación llamada CBP One, de la oficina de Aduanas y Fronteras. La cita puede hacerse desde la frontera norte o desde los Estados de Chiapas y Tabasco. Los migrantes, mientras tanto, deben de esperar en territorio mexicano la cita en alguno de los ocho puertos fronterizos de Estados Unidos. Sin embargo, a medida que las solicitudes de asilo han ido aumentando, los tiempos de espera se han vuelto más extensos, de al menos siete u ocho meses o hasta más. Cada día se dan unas 1.500 citas, pero se estima que unas 250.000 personas han solicitado asilo a través de este medio.

Los migrantes temen que Trump elimine la aplicación y que nunca consigan su cita para cruzar al otro lado. La desesperación por la cita que no llega, la amenaza del crimen organizado y la posibilidad de ser secuestrados, extorsionados o algo peor, han provocado que miles de personas emprendan el camino por su cuenta.

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