Tegucigalpa. – “Todas aquellas potencias de la historia, todos aquellos que trataron de construir en la opresión, en toda esa política de tipo fascista, marxista comunista, dictatorial, desparecieron del mundo y solo queda un recuerdo de los millones de personas que murieron en la segunda guerra mundial”, manifestó este domingo el cardenal Óscar Andrés Rodríguez, durante la celebración de la homilía celebrada en la iglesia catedral San Miguel Arcángel de esta capital.
El también arzobispo de la arquidiócesis de Tegucigalpa, apuntó que los sistemas injustos pasarán, pero la palabra de Dios y el evangelio no pasarán; las persecuciones, los asesinatos, el querer arruinar la fe y la muerte, todo eso pasará, dijo el líder religioso al aludir lo que actualmente ocurre en Chile.
El prelado indicó que este evangelio prácticamente es el último de este año litúrgico ya que el próximo domingo se celebrará la fiesta de Cristo Rey con la cual termina el año litúrgico y comienza un nuevo año con el primer domingo de adviento.
Refiriéndose al mensaje de este domingo, indicó que las palabras del evangelio de hoy han sido muy fuertes, “no quedarán piedras sobre piedras…todo será destruido, esa fue la respuesta de Jesús a los discípulos que estaban fascinados con la grandeza del templo de Jerusalén, por la solidez de la construcción, una fastuosidad impropia del momento”.
Añadió que se sabe por los documentos de aquella época, que la grandiosidad era impresionante, pero por otra parte, la pobreza, la necesidad económica del pueblo sencillo era tremenda y dice el evangelio que algunos ponderaban la belleza del templo por la calidad de la piedra y de los exvotos y el Señor responde a ese comentario de los discípulos sobre la belleza del templo, hablando de crisis, hablando de destrucción, es como si les dijera, esto que está basado en piedras y en magnificencia exterior tiene que terminar, no quedará piedra sobre piedra.
En ese sentido, refirió que en el año 70 después de Cristo, las legiones romanas bajo el emperador Tito, destruyeron el templo y la mayor parte de la ciudad de Jerusalén.
“Ahora bien, qué significa eso para nosotros el día de hoy, el derribo material del templo es la expresión de que un mundo injusto tiene que acabarse, para que el reino de Dios sea posible, necesita terminarse la injusticia, pero ese hecho histórico tiene para nosotros un sentido simbólico, también en la experiencia de nuestra vida, de nuestra sociedad; sobre qué basamos la construcción de la personalidad, sobre qué basamos la construcción de nuestras sociedades, de nuestra vida, toda la construcción que está basada en lo exterior, en las apariencias, en lo superficial, se va a derrumbar tarde o temprano”, advirtió el purpurado.
Acotó que la destrucción del templo de Jerusalén representa el derrumbamiento de una forma de entender la vida basada solamente en lo de afuera, en el dinero, en el poder, y eso tarde o temprano se termina, aún las personas que tienen grandes capitales, el día de su muerte no se llevan nada y entonces esa es la gran enseñanza, para qué, no pongamos nuestra seguridad en las cosas exteriores sino en aquello que perdura para siempre, en hacer el bien, una persona que se dedica a hacer el bien, sabe que el día que se tenga que presentar ante el Señor, se irá con las manos vacías, se irá con el bien.
Refirió que esta mañana en el ángelus, el papa Francisco dio las gracias a todas las personas que ayudan a los más pobres y hoy invitó a comer a muchas personas pobres de la ciudad de Roma para que pudieran compartir con él los alimentos y en ese sentido, Rodríguez agradeció a los fieles de la catedral para que se pueda ayudar a feligreses que han llegado este día para compartir una comida y recibir un pequeño obsequio.
Retomó que la destrucción del templo de Jerusalén, representa el derrumbamiento de la forma de entender la religión y la vida, no ponerla en falsas seguridades, no perder de vista que la verdadera roca que se debe construir es el Señor Jesús, el único punto sólido de nuestra vida.
Para poder construir un mundo nuevo, conviene que, de ese mundo sin Dios, de ese mundo pagano, no quede piedra sobre piedra.
En ese sentido, el líder religioso refirió que “todas aquellas potencias de la historia, todos aquellos que trataron de construir en la opresión, en toda esa política de tipo fascista, marxista comunista, dictatorial, desparecieron del mundo y solo queda un recuerdo de los millones de personas que murieron en la primera o segunda guerra mundial que fue por imponer ideologías opresoras del ser humano; todo eso que amenaza, que cisa al mundo caerá, pero también a nivel personal, la superficialidad en la vida”.
Recomendó que nadie los engañe porque muchos vendrán a usurpar el nombre de Dios diciendo yo soy, y esas palabras de Jesús son muy claras, Él no quiere que nos equivoquemos de camino porque la muerte de Jesús fue así, surgieron falsos mesías, así lo constata el historiador Flavio Josefo y también ocurre en nuestros tiempos, en momentos de crisis, sea cultural, sea religiosa, sea económica, política o sicológica, aparecen esos llamados falsos mesías y se busca la seguridad en lo que aparentemente da la seguridad, de ahí que con mucha frecuencia, hay ofertas engañosas que no dan la verdadera seguridad.
“Nadie debe dominar nuestra vida interior y el ídolo del poder, el ídolo del placer sin normas morales y el ídolo del tener a toda costa, de enriquecerse con lo ajeno, en vez de gozar de una libertad verdadera, cuántos caen en esa esclavitud humillante, nuestra vida no se puede apoyar en lo exterior, no se puede apoyar en las apariencias, no se puede apoyar en la vanidad, debemos estar apoyados en la roca que es el Señor resucitado”, insistió.
Advirtió que ser fieles al evangelio no es fácil, tal como no lo fue para los primeros discípulos a muchos de los cuales los mataron como al mismo Jesús al tiempo que aludió la recientemente se ha celebrado la canonización de monseñor Óscar Arnulfo Romero en El Salvador, a quien lo mataron por odio a la fe, precisamente la semana pasada se conmemoraron 20 años del asesinato de aquellos sacerdotes y de las dos señoras que los apoyaban en la casa parroquial a quienes asesinaron por odio a la fe.
Apuntó que el papa Francisco ha referido que en el siglo XX ha habido más mártires que en todas las persecuciones anteriores y “hoy día a los que no nos persiguen o no nos quisieran matar talvez físicamente, nos quieren matar con insultos, con calumnias, hasta con amenazas de muerte y esta palabra del Señor Jesús no cayó en vano, que la fidelidad a Jesús y al evangelio trae consigo persecución y dificultades, pero el Señor nos anima a tener la fortaleza y la confianza por muy difícil que sean las situaciones”.
El prelado enfatizó que “el amor va a vencer siempre, el mal, los sistemas injustos, pasarán, la palabra de Dios y el evangelio no pasarán, las persecuciones, los asesinatos, el querer arruinar la fe, hemos estado viendo en estos días pasados cómo en un país muy desarrollado, en un país de mucha cultura, en un país de progreso económico, incendiando templos católicos, profanando las imágenes sagradas, quemando hasta los bancos de la iglesia, qué ganan con eso, persecución y muerte, pero todo eso pasará, lo dice Jesús y sólo el bien que nos llevamos es lo único que no va a pasar jamás”.
En ese sentido, este domingo “el Señor nos invita no que vivamos con el miedo, nos invita a enfrentarnos con lucidez y responsabilidad a nuestra historia que es difícil, que tiene muchos problemas, pero no podemos pensar que con la violencia, la destrucción y la muerte, vamos a conseguir nada bueno”.
Insistió que las ideologías pasarán, siempre pasarán, pero la palabra de Dios nunca pasará por eso la actitud fundamental es la perseverancia, perseverar es volver al evangelio constantemente, a la alegría del evangelio, perseverar no es repetir palabras vacías que no dicen nada, es encender la esperanza en una relación personal con el Señor Jesús Resucitado presente en nuestras vidas.
“Por eso hoy queridas hermanas y hermanos más necesitados, hoy le podemos decir a Jesús que seamos siempre consientes de su palabra, que no quede piedra sobre piedra de lo negativo, de lo malo, de las masacres, de la muerte, que podamos encontrar la alegría en Cristo para edificar un mundo mejor”.