Muchos estudios han demostrado que tener una vida cerebral activa, como leer, estudiar un idioma o aprender un instrumento musical, brindan un efecto protector sobre las demencias, entre ellas, el Alzheimer. Pero una nueva investigación comprobó que también ciertas profesiones ofrecen neuroprotección.
Por Infobae
Según un estudio reciente realizado por investigadores de Hospital General Brigham de Massachusetts, asociado a la Universidad de Harvard, las profesiones que implican un procesamiento espacial frecuente, como conducir taxis o ambulancias, podrían estar asociadas con una menor tasa de muerte por enfermedad de Alzheimer. El informe fue publicado en la revista BMJ de la Asociación Médica Británica.
Según Clínica Mayo, esta afección neurológica afecta al cerebro dañando sus componentes más básicos, las neuronas, haciendo que no cumplan su función y finalmente mueran. El Alzheimer es la causa más común de demencia, un deterioro gradual en la memoria, el pensamiento, el comportamiento y las habilidades sociales.
En el nuevo estudio, los investigadores analizaron datos nacionales sobre las ocupaciones de personas fallecidas, evaluando el riesgo en 443 profesiones.
El estudio identificó que trabajos como el de taxista o conductor de ambulancia presentaban una menor incidencia de muerte por Alzheimer en comparación con otras ocupaciones.
Los investigadores plantearon que la constante necesidad de calcular rutas y optimizar trayectos en estas profesiones podría tener un efecto protector contra esta enfermedad neurodegenerativa.
“La misma parte del cerebro que interviene en la creación de mapas espaciales cognitivos (que utilizamos para orientarnos en el mundo que nos rodea) también participa en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer”, afirmó el autor principal, el doctor Vishal Patel, médico del Departamento de Cirugía del Brigham and Women’s Hospital.
“Planteamos la hipótesis que ocupaciones como la conducción de taxis y ambulancias, que exigen un procesamiento espacial y de navegación en tiempo real, podrían estar asociadas con una menor carga de mortalidad por enfermedad de Alzheimer en comparación con otras ocupaciones”.
Los autores señalan que se trata de un estudio observacional, por lo que no se pueden sacar conclusiones firmes sobre causa y efecto, y hace falta más investigación para evaluar los hallazgos.
Para explorar esta hipótesis, el equipo de investigadores estadounidenses examinó los certificados de defunción de adultos pertenecientes a 443 ocupaciones diferentes entre el 1 de enero de 2020 y el 31 de diciembre de 2022.
Los datos incluyeron la causa de muerte, la ocupación habitual en la que la persona fallecida pasó la mayor parte de su vida laboral, e información sociodemográfica (por ejemplo, edad, sexo, raza, grupo étnico y nivel educativo).
De casi nueve millones de personas que habían fallecido con información sobre su ocupación, un 3,9% (348.328) tenían la enfermedad de Alzheimer como causa de muerte. De 16.658 taxistas, 171 (1,03%) murieron por esa patología, mientras que, entre los conductores de ambulancias, la tasa fue de un 0,74% (10 de 1.348).
Esta tendencia no se observó en otros trabajos relacionados con el transporte que utilizan rutas predeterminadas, como los conductores de autobús (3,11%) o los pilotos de aviones (4,57%), que dependen menos del procesamiento espacial y de navegación en tiempo real. La tendencia no se observó para otros tipos de demencia.
“Nuestros resultados resaltan la posibilidad de que los cambios neurológicos en el hipocampo o en otras partes entre los conductores de taxis y ambulancias puedan explicar las tasas más bajas de enfermedad de Alzheimer”, dijo el autor principal el doctor Anupam B. Jena, médico del Departamento de Medicina del Hospital General de Massachusetts.
El hipocampo es una región del cerebro utilizada para la memoria espacial y la navegación. También es una de las regiones del cerebro implicadas en el desarrollo del Alzheimer, lo que aumenta la posibilidad de que las ocupaciones que exigen un procesamiento espacial frecuente puedan estar asociadas con una menor mortalidad por esa enfermedad.
“No consideramos que estos hallazgos sean concluyentes, sino que generen hipótesis”, afirmó Jena. “Pero sugieren que es importante considerar cómo las ocupaciones pueden afectar el riesgo de muerte por enfermedad de Alzheimer y si alguna actividad cognitiva puede ser potencialmente preventiva”, concluyó el investigador.