Tegucigalpa – Las irregulares canchas de tierra para practicar el fútbol, deporte rey en Honduras, son como testigos mudos de los muchos buenos jugadores que se pasearon por ahí detrás de una pelota y después han sobresalido en los mejores equipos y la selección nacional del país centroamericano.
«De las canchas de tierra de La Laguna salió César Obando, que ha sido el jugador más técnico que ha tenido Honduras», dijo a Efe el entrenador Raúl Ochoa, quien desde hace 20 años, de manera voluntaria, dirige varios equipos de niños y niñas en el populoso barrio San Miguel de la capital hondureña.
Obando ya colgó las botas, pero su juego exquisito se quedó en la retina de los que vieron jugar al fino centrocampista en el club Motagua, de Tegucigalpa, y la selección hondureña.
La cancha en la que Ochoa entrena a los chicos es de tierra, sin pasto alguno, lo que es común en la mayor parte de las principales ciudades del país debido a la falta de apoyo que recibe el fútbol, pese a que es el deporte favorito de los hondureños.
Aún así, el fútbol es a la vez el deporte que más respaldo recibe en comparación con las otras 31 disciplinas acogidas por el Comité Olímpico Hondureño (COH), según su presidente, Salvador Jiménez.
¿Cuántos juegan al fútbol?
Oficialmente no se tienen registros de cuántos hondureños juegan al fútbol, pero se sabe que cada uno de los 10 equipos de la Liga de primera división, registra al menos 30 jugadores.
Se suma otra cantidad igual con los 28 clubes de la Liga de Ascenso, dijo a Efe el portavoz de la Federación Nacional Autónoma de Fútbol de Honduras (Fenafuth), Edwin Banegas.
Incluidos los jugadores de la Liga Mayor (tercera división) y otras ligas menores, Banegas calcula que la cifra rondaría los 55,000. De lo que sí hay certeza, es de que el fútbol en Honduras lo practican la mayoría de niños y adultos de los 9.5 millones de habitantes que tiene el país centroamericano.
Hasta hace unos pocos años, solamente en Tegucigalpa, unos 15,000 niños y niñas practicaban ese deporte a través del Programa Fútbol para la Vida, que auspiciaba la Alcaldía de Tegucigalpa en barrios pobres de la ciudad, jugando en canchas de tierra.
El programa lo dirigía Héctor ‘Pecho de Águila’ Zelaya, mundialista y goleador de Honduras en España 1982.
Zelaya dijo a Efe que el programa, que en los primeros cuatro años dependía de la Comisión Nacional Pro Instalaciones Deportivas (Conapid), estaba dividido en dos categorías, una con niños de 8 a 12 años y otra de 13 a 18.
«El balón era el medio para atraer a los niños, se les exigía estar en la escuela o el colegio, que participaran en actividades sociales en su barrio y se les brindaba, entre otro tipo de asistencia, brigadas médicas y servicios odontológicos», añadió.
Los mejores salen del norte
Para Raúl Ochoa, los mejores jugadores del país proceden de la zona norte, porque allá hay mejores canchas, lo que en parte obedece a las planicies y los ríos caudalosos que la cruzan.
En su opinión, hay muchas diferencias entre los que practican fútbol en canchas de tierra y quienes lo hacen en canchas con grama.
«Hemos conocido niños que me vienen de la costa norte, que son muy rápidos, muy ágiles, resuelven problemas muy rápido, mientras que los de las canchas de tierra son muy técnicos, pero les cuesta desarrollarse» es decir, ser más veloces, explicó.
Ochoa es un administrador de empresas que, por el amor al fútbol, se formó como licenciado en Educación Física por la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán.
Una mejor formación para los niños y adolescentes, según Ochoa, sería que se entrenaran en los dos tipos de canchas, para que potencien su técnica y rapidez para jugar.
«La técnica, la agilidad para desmarcarse de tres o cuatro jugadores nos la da la cancha de tierra, la de grama nos permite ser más rápidos, más ágiles, más destreza en el golpeo del balón, esa es la diferencia», explicó.
Ochoa comienza su trabajo a las 14:00 horas con niños y niñas de las categorías entre 7, 9, 11, 13 y 15 años.
Él trabaja en el sector público con un horario flexible para poder entrenar a los niños con los que también se esfuerza por formarlos para que sean «más que futbolistas, buenas personas, con disciplina, ahínco y coraje».
Además, inculca a sus pupilos para que «el estudio siempre esté en el primer lugar».
Ejemplos para seguir
De la cancha del barrio San Miguel salieron varias figuras de equipos locales y hasta la selección absoluta, recordó Ochoa.
Fredixon Elvir, Joham Barrientos y Omar Elvir, este último uno de los mejores defensas izquierdos vigentes, son algunos de los ilustres ejemplos.
Entre las rarezas destaca un equipo infantil dirigido por uno de sus hermanos que suele vapulear cada domingo a sus rivales con diferencias de hasta diez goles.
Pero cuando decidió entrenar al equipo por pedido de su hermano, la suerte cambió. Aunque llegó a la final, la perdió por 11-10 en una larga tanda de penaltis.
El Comité Olímpico Hondureño calcula que lo ideal sería que para el deporte en general se destinara el 3 % del presupuesto de la nación, como sucede en Guatemala.
La nueva figura internacional hondureña es el delantero Alberth Elis, del Girondins de Burdeos francés.
Tener ídolos es bueno.
En la cancha del barrio San Miguel, muchos de los chicos que dirige Ochoa quieren ser el Alberth Elis, hasta los defensas.