Bruselas augura un incremento de las retribuciones ligeramente superior a la subida de precios en 2024 y 2025, pero también anticipa una moderación que aleja la posibilidad de compensar los retrocesos de 2021 y 2022.
Por El País
Los convenios colectivos revisados en lo que llevamos de 2024 impulsaron las nóminas un 4,1% respecto al año pasado, según los datos del Ministerio de Trabajo. Es un salto interanual superior al que marcan los precios, que han crecido en promedio un 3,18% en el mismo periodo. Es un dato que apuntala el pronóstico de la Comisión Europea, emitido el 15 de mayo. Anticipa que las retribuciones en España “se mantengan marginalmente por encima de la inflación” en 2024 y 2025. Es decir, los trabajadores no perderán poder adquisitivo e incluso ganarán un poco. Pero el uso del adverbio “marginalmente” cristaliza una derrota: nada apunta a que los trabajadores vayan a recuperar el poder de compra que perdieron durante los peores años de la inflación. La Comisión anticipa que “el crecimiento nominal de los salarios [en España] se moderará en 2024 y 2025″.
La fuente más inmediata para conocer cómo crecen los salarios en España es la estadística de convenios colectivos de Trabajo, cuya última cifra (de abril) detallaba la situación de 8,62 millones de trabajadores. Las tablas salariales revisadas en lo que llevamos de 2024 crecieron a un ritmo superior a la inflación, pero al ampliar el foco se diluye la ganancia. Si se toman en cuenta todos los convenios con efectos económicos en el ejercicio el incremento queda en un 2,92%, algo por debajo de la evolución de los precios.
“La buena situación económica se está trasladando cada vez más a los incrementos retributivos de las personas trabajadoras”, celebraba recientemente UGT en un comunicado sobre el desarrollo del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Además, apuntaba que el incremento medio del 2,92% registrado hasta abril está “muy cerca de la cifra que marca el nuevo AENC (pacto salarial que suscribieron sindicatos y empresarios), que recoge un alza salarial del 3% incorporando cláusulas de revisión con incrementos adicionales de un 1%”.
Un informe reciente del otro gran sindicato, CC OO, también abunda en la evolución positiva de las retribuciones, que ganan peso en el reparto del valor añadido de las compañías. “En el primer trimestre de 2024 la masa salarial ha captado una mayor proporción de la riqueza generada en las empresas”, explica el equipo económico de la central, a partir de los datos publicados por el Observatorio de Márgenes Empresariales. Detalla que la masa salarial supuso en el primer trimestre de 2024 el 48,3% de la riqueza generada y que se quedó en las empresas, frente al 46,7% del mismo periodo de 2023. Es la primera mejora en este periodo desde 2020, cuando las retribuciones absorbían el 55,9% del valor añadido generado. El reparto empezó a virar a favor de los márgenes empresariales a partir de entonces, a mayor ritmo con el despegue de los precios.
“Este incremento de 1,6 puntos porcentuales respecto a hace un año se explica por una dinámica positiva de creación de empleo, además en sectores y ocupaciones con mejores salarios”, añade CC OO. Los datos de la Encuesta de Población Activa refrendan esa reflexión: del primer trimestre de 2023 al mismo periodo de 2024 las actividades que registran un mayor impulso porcentual son industrias extractivas (26% más de ocupados), suministro de energía (13%) e información y comunicaciones (13%), todas ellas con retribuciones por encima de la media. Si el cálculo se hace al peso, en número de trabajadores, también lidera un sector con salarios superiores al promedio, el sanitario (150.600 empleados más), seguido de una de las actividades más precarias, la hostelería (133.000), y de otra de alto valor añadido, información y comunicaciones (95.400).
“La masa salarial empieza a recuperar peso en el reparto de la riqueza tras la pérdida sufrida a favor de las rentas del capital a raíz de la crisis de inflación y su desigual impacto y reparto de sus costes”, finaliza CC OO.
Los datos de la Agencia Tributaria recogen un incremento de los salarios algo superior a la inflación, un 4,8% interanual respecto al primer trimestre de 2023. Pero la serie muestra una moderación paulatina de las alzas: el salto interanual del primer trimestre de 2023 fue del 5,5%, siete décimas mayor al de los tres primeros meses de 2024. Es una senda parecida a la que dibuja Eurostat, que notifica un avance del 4,2% de los salarios españoles en el cuarto trimestre del año pasado. También retrocede en comparación con el 4,6% del tercer trimestre de 2023 y el 4,9% del segundo de ese año. Los registros medios de la estadísticas de convenios también son inferiores a los de los primeros meses de 2023.
Con estas cifras no sorprende el augurio del Ejecutivo europeo respecto a España: “El crecimiento nominal de los salarios se moderará en 2024 y 2025″. Esta atenuación de las subidas, que aún servirán para ganar por poco al IPC según la Comisión, aleja la posibilidad de que las retribuciones recuperen la mayor parte del terreno perdido en los peores años del huracán inflacionista. El peor mordisco fue el de 2022, cuando los salarios españoles se dejaron 5,4 puntos porcentuales: las nóminas subieron un 3% según Trabajo y los precios un 8,4% según el INE, el mayor salto en lo que llevamos de siglo. En 2021 el poder de compra también se debilitó, dado que los sueldos crecieron un 1,5% y los precios un 3,1%.
2023 terminó con un empate entre estas variables, de nuevo según los datos de Trabajo y del INE. Es decir, no se profundizó en la degradación del poder adquisitivo de los dos años previos, pero no se recuperó ni una pizca. Es más, según las estimaciones de este periódico al menos nueve millones de personas sí perdieron poder de compra.
“Las presiones salariales generales se han moderado desde 2023″, interpretaba el Banco Central Europeo hace una semana sobre la evolución de las retribuciones en la zona euro, en base a los datos de su Rastreador de salarios. Esta atenuación atrapa a España cuando las retribuciones apenas habían empezado a crecer, un incremento que despegó más tarde que en otros países europeos.
Los datos de la OCDE indican que los empresarios españoles fueron especialmente resistente a subir las nóminas durante lo peor de la inflación: de los 38 países que componen el club, solo ocho registraron un retroceso peor que el de España en 2022 (-5,3%). En 2021, cuando empezó el acelerón de los precios, solo diez se anotaron un dato peor que el español (el poder adquisitivo se quedó como estaba, con un aumento del 0,2%).
El panorama fue bastante mejor en 2023, ya que el país ganó un punto y medio de poder de compra, el duodécimo mejor registro, frente al retroceso del 0,6% de Alemania o del 1% de Francia. Una mirada que viaje más atrás asienta el saldo negativo: España perdió poder adquisitivo en 2018 (-0,5%), ganó en 2019 (+1,4%) y volvió a caer en 2020 (-1%).