Tegucigalpa. – Un emotivo reencuentro en el que una madre y un hijo hondureños se fundieron en un abrazo eterno, es el primer fruto de la Caravana de Madres Centroamericanas de Migrantes Desaparecidos en la ruta migratoria hacia Estados Unidos.
Luego de siete años de ver a su hijo, por fin la espera llegó a su culmen para la hondureña Erlinda Ramírez, quien es una de las 50 mujeres de Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Honduras que llegaron a México con las imágenes de sus hijos desaparecidos, en la decimoquinta edición de esta caravana.
Coatzacoalcos, Veracruz, México, fue el escenario donde madre e hijo se volvieron a reencontrar luego que este partiera de Honduras en busca de una mejor vida perdiera contacto con sus parientes.
“Fue muy emocionante, es una alegría tan grande que lloraba de la alegría”, declaró la madre hondureña después del reencuentro.
Señaló que buscó sin respuesta por muchas vías información de su hijo migrante, pero hasta ahora que pudo tener noticias de él.
“Ya me siento descansada, feliz y dichosa de haber encontrado a mi hijo”, esbozó cargada del júbilo que le embargaba.
En ese sentido, instó a todas las madres a no perder la esperanza de encontrar a sus hijos desaparecidos en México.
Con fe y ánimo, las mujeres siguen el rastro de sus hijos y familiares en los rincones de las ciudades por donde ellos pudieron pasar, lugares de alta peligrosidad y con presencia de la delincuencia organizada.
Buscan en cárceles, en centros nocturnos, en albergues, morgues y en las plazas, en todos los sitios piden la ayuda de los pobladores y del gobierno mexicano en busca de una pista de sus hijos.
Cabe señalar que un grupo de 11 madres hondureñas emprendieron desde el martes 12 de noviembre la travesía por México en busca de sus hijos migrantes desaparecidos.
Las madres hondureñas se unieron a más de una treintena de madres centroamericanas que también buscan a sus hijos desaparecidos en la ruta migratoria.
En esta ocasión el lema que han adoptado es: “Caravana de Madres Centroamericanas, 15 años de Resistencia”.
Bajo ese lema evocan el nacimiento de este movimiento hace 15 años en los que se ha logrado encontrar a decenas de migrantes desaparecidos en la ruta migratoria.
Uno de los motivos más frecuentes por el que los migrantes dejan de tener comunicación con su familia, se desarrolla a partir de que son víctimas del crimen organizado, o se vuelven parte de éste.
Otro de los motivos, y es el principal en los casos de mayor antigüedad, es que los migrantes perdieron u olvidaron el número telefónico fijo de sus familiares.
Cabe señalar que hace 30 años no se contaba con la tecnología o al menos acceso a la misma como la comunicación con aparatos móviles.