Tegucigalpa – El flujo constante y ascendente de menores hondureños que emprenden la ruta migratoria irregular evidencia una preocupante realidad social que persiste sin solución a la vista.
En lo que va del año, la cifra de menores retornados alcanza los 12,219, revelando un aumento continuo en comparación con años anteriores.
Las causas subyacentes, como la falta de empleo y la creciente inseguridad en Honduras, impulsan a estos jóvenes a buscar alternativas en el extranjero.
La violencia intrafamiliar y el trabajo infantil se entrelazan en un ciclo perjudicial en el país. La extrema pobreza y la alta vulnerabilidad de la niñez trabajadora refuerzan la necesidad de implementar medidas efectivas y directas por parte del Estado para erradicar progresivamente el trabajo infantil y sus formas más perjudiciales.
Según los datos proporcionados por la Dirección de la Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf), hasta el 22 de diciembre de este año, Estados Unidos lidera con 8,919 menores deportados, seguido por México con 2,835, Guatemala con 224 y Belice con 10; otros países suman 231.
La mayoría de los deportados son niños (6,708), mientras que las niñas suman 5,511. La situación demuestra la urgencia de mayores esfuerzos y colaboración para abordar esta problemática y sus consecuencias en la niñez hondureña.