Por: José Eliécer Palomino Rojas.
Dentro del antiguo escaparate, en el aula de clase…
Te ví:
Con vana fatiga, que muy breve guardaba los números ordenados de sumas, restas, multiplicaciones, en hojas y carpetas, para luego revisar.
Mujer entre los números, sabia y prudente, que no solo busca conocimiento, sino que también lo aplica en la cesta diaria, de los pequeños cerebros, de sus educandos, que la recordarán como la Mujer entre los números, al apretar el lápiz para sumar, restar y multiplicar.
Mujer entre los números, que al observar a sus pequeños cuerpos y, al estudiante que aclama sus propios números, para sumar, restar y multiplicar, piensa en los niños que nunca sabrán, que el débil lápiz que sostiene en sus manos, la Mujer entre los números, los dejará porque se jubila ya.
Mujer entre los números sabia, paciente que siembra espíritu de humildad, amor y paz, reconoce que la verdadera vocación llena de sabiduría, no es para glorificarse uno mismo, sino para servir y entregarse a los demás.
Mujer entre los números, que, con su vida jubilada de sus años dorados, da testimonio de vocación y de alabanza a Dios, por ser aquella luz estelar, que sembró amor a los números en los pequeños cerebros, que se encontraban en oscuridad del saber sumar, restar y multiplicar.
Nunca olvidaré, a la Mujer, Maestra entre los números, que un día ví…guardar dentro del antiguo escaparate, de aquella fría, semioscura aula de clase, con vana fatiga, los números ordenados de sumas, restas y multiplicaciones, en hojas y carpetas, para luego revisar.