Tegucigalpa – En medio de un ambiente cargado de emoción y angustia, familiares y vecinos de las mujeres acusadas en el escándalo de las planillas fantasmas del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) alzaron sus voces en defensa de las detenidas, describiendo un esquema de engaño que aprovechó la vulnerabilidad de familias en situación de pobreza.
El caso, que involucra un fraude superior a 1.8 millones de lempiras, ha sacado a la luz una presunta red criminal que habría utilizado la identidad de personas de escasos recursos para crear empleados ficticios en el IHSS, con salarios mensuales de 35,000 lempiras. Las investigaciones sugieren que estos fondos eran posteriormente desviados mediante un elaborado sistema de transferencias bancarias.
«Somos pobres, vayan a ver sus casitas de madera», expresó entre lágrimas la madre de una de las detenidas, ilustrando la realidad socioeconómica de las acusadas. Los testimonios coinciden en señalar que las mujeres fueron contactadas con promesas de bonos gubernamentales, llevándolas a prestar sus identidades sin comprender las implicaciones legales de sus acciones.
La audiencia inicial contra las 14 personas requeridas por las autoridades, programada para este viernes, ha generado una ola de indignación en las comunidades afectadas. Los vecinos destacan la paradoja de que mujeres que «apenas consiguen para pasar el día a día» sean acusadas de participar en un fraude millonario, señalando además su falta de recursos para costear una defensa legal adecuada.
El caso ha expuesto una práctica aparentemente común en las zonas marginales, donde según testimonios, la gente suele prestar su identidad «por un saco de comida», revelando la vulnerabilidad de estas comunidades ante esquemas fraudulentos más sofisticados.