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Musk presenta una oferta de 97.400 millones de dólares para comprar OpenAI

La operación supone un escalada en la guerra que libran el dueño de Tesla y Sam Altman, líder de la compañía de inteligencia artificial, que ha respondido con un “no, gracias”

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Un consorcio liderado por Elon Musk ha ofrecido 97.400 millones de dólares por la compra de la organización sin fines de lucro que controla OpenAI, según ha informado este lunes The Wall Street Journal.

Por El País

La operación se conoce meses después de que el hombre más rico del mundo —dueño de la red social X y de la automovilística Tesla, entre otras compañías―, demandara a la startup de inteligencia artificial por discrepancias sobre su transición a una empresa con fines de lucro. Eso profundizó las tensiones entre Musk y el CEO de OpenAI, Sam Altman, enfrentados no solo sobre el futuro de la compañía que empezaron juntos, sino también sobre la dirección que debe tomar la revolucionaria tecnología en los próximos años.

La oferta (de unos 92.000 millones de euros, al cambio actual) está muy por debajo del valor de mercado de OpenAI y cabe leerla como una hostil provocación del magnate sudafricano, a la que Altman respondió en un mensaje de X: “No, gracias, pero te compramos Twitter [nombre que tenía la red social antes de su cambio de propietario] por 9.740 millones de dólares, si quieres”. Musk pagó 44.000 millones de dólares por Twitter en 2022, un precio que se consideró muy superior al real entonces.

Musk respondió con el mismo tono faltón que parece haberse adueñado últimamente del discurso público estadounidense. Lo hizo con un mensaje corto, con un juego de palabras difícil de traducir en el que una letra alteraba el nombre de pila de su enemigo: “Scam [estafa] Altman”.

En el pasado, la relación entre los dos oligarcas tecnológicos fue mucho más amigable: ambos fundaron OpenAI en 2015 como una empresa sin ánimo de lucro. Ese desinteresado objetivo inicial cambió en 2019, cuando Musk ya no formaba parte de la compañía, y Altman creó una subsidiaria que sí perseguía el beneficio y que fue la que le permitió catapultar a OpenAI a la dimensión que la ha convertido en la líder del sector, gracias a la entrada de la financiación de Microsoft, entre otros inversores, y a su herramienta ChatGPT, que marcó un antes y un después. En estos momentos, OpenAI está inmersa en un proceso para convertirse en una compañía tradicional, con una pequeña parte de fundación.

“Si Sam Altman y la actual junta directiva de OpenAI, Inc. tienen la intención de convertirse en una corporación con fines de lucro, es vital que la organización benéfica reciba una compensación justa por lo que sus líderes le están quitando: el control sobre la tecnología más transformadora de nuestro tiempo”, dijo este lunes Marc Toberoff, abogado que representa a los inversores, en una declaración. “Es hora de que OpenAI regrese al código abierto y se centre de nuevo en la seguridad. Nos aseguraremos de que eso suceda”.

El cortejo a Trump

La relación entre ambos magnates de Silicon Valley se ha deteriorado enormemente desde su separación. La proximidad de Musk al presidente estadounidense, Donald Trump, no impidió, con todo, que Altman arrancase a la nueva Casa Blanca un compromiso, que bautizaron Stargate, para promover la inteligencia artificial durante los próximos cuatro años.

La noticia llegó en el segundo día de Trump de vuelta en la Casa Blanca, y pese al disgusto de Musk, que fue el mayor donante de la campaña del nuevo presidente y ahora goza de un papel y de un poder sin precedentes en la nueva Administración, de la que ha recibido el encargo de adelgazar sus gastos. Que Altman haya podido pasar por encima del dueño de Tesla habla tanto de lo volátiles que pueden llegar a ser las lealtades de Trump como de las ganas de este de estrechar lazos con los magnates tecnológicos, que asistieron en masa a su investidura.

La enemistad con Altman llegó después hasta los tribunales: Musk ha presentado una serie de demandas en las que acusa a OpenAI de traicionar su espíritu original al buscar el beneficio y aliarse con Microsoft para dominar el desarrollo de la IA. Cuando presentaron una de esas querellas hace casi un año, los abogados de Musk sostuvieron que, desde el momento en que Microsoft se asoció con OpenAI, esta cambió de objetivo y se centró en ganar dinero, lo que, argüían, choca con su ánimo fundacional.

“OpenAI, Inc. se ha transformado en una filial de facto de código cerrado de la mayor empresa tecnológica del mundo: Microsoft”, decía la demanda interpuesta en San Francisco. “Bajo su nuevo consejo de administración, no solo está desarrollando, sino también perfeccionando, una AGI [IA general, la que pueda igualar o superar las capacidades humanas] para maximizar los beneficios de Microsoft, en lugar de hacerlo en beneficio de la humanidad”.

Cuando hace un par de semanas se conoció la firma del proyecto Stargate, que incluyó, además de a OpenAI, a SoftBank y Oracle, y prevé la inversión de hasta 500.000 millones de dólares en impulsar la inteligencia artificial y la infraestructura necesaria para sostenerla, Musk volvió a la carga, y atacó el pacto en X, la red social de la que también es dueño. Puso en duda que la inversión estuviera asegurada, como la habían prometido. “No tienen el dinero”, escribió en respuesta a un post de OpenAI sobre el anuncio. “SoftBank tiene bastante menos de 10.000 millones de dólares asegurados. Lo sé de buena fuente”, añadió.

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