La antigua Twitter habilita por defecto llamadas de audio y vídeo en todas las cuentas de la red social, una opción que aporta la dirección IP.
Por El País
Los usuarios de X pueden ser rastreados si no modifican un ajuste que, desde ayer, está activado por defecto. La antigua Twitter ofrece desde la semana pasada la opción de hacer llamadas de audio y vídeo. Ocurre que, según alertaron varios usuarios de la red social este domingo, al tener activada esta opción se facilita la dirección IP (una especie de matrícula única de cada dispositivo conectado) a quien realice la llamada.
Saber la IP de un usuario puede servir para rastrear su ubicación aproximada, algo que puede ser especialmente delicado en dictaduras o en regímenes que practiquen la represión política. También puede comprometer a confidentes o fuentes sensibles en investigaciones periodísticas.
La novedad generó descontento entre muchos usuarios, que se quejan de que un cambio de este tipo sea aplicado sin previo aviso y en todos los dispositivos a la vez. Las llamadas de audio solo las pueden hacer los usuarios que están conectados entre sí (que se siguen el uno al otro o que han intercambiado al menos un mensaje directo).
Con todo, el hecho de que eso implique el intercambio de la dirección IP (tanto del emisor como del receptor de la llamada) ha incentivado a muchos para deshabilitar la opción. A menudo, los usuarios no conocen ni confían en todas las personas con las que interactúan o han interactuado en X.
Para bloquear las llamadas de audio hay que ir a la opción “Configuración y privacidad”, pinchar en “Privacidad y seguridad”, luego en “Mensajes directos” y, desde ahí, darle al botón “Habilitar llamadas de audio y vídeo” que, si no se ha tocado previamente, estará activado.
X no menciona en la descripción de este nuevo servicio si las llamadas de audio y vídeo son o no comunicaciones encriptadas (como sí sucede, por ejemplo, con las de servicios como WhatsApp). Tampoco se puede consultar con nadie de la compañía si están encriptadas o no, ya que poco después de que Elon Musk comprara Twitter, despidió a todo su equipo de comunicación (y a miles de ingenieros).