Por: José Eliécer Palomino Rojas.
Ojo de oro que representa la maravilla y grandeza del Creador, de toda existencia.
Ojo de oro, cada mañana cuando sales desde lo alto, eres penetrante en los poros de mi existencia, como el polvo de la pimienta, al caminar en veloz carrera, similar a la liebre que marca, el ritmo por la hierba espesa, o paso a paso lento, por el peso de mi edad sexalescencia…
Ojo de Oro, de caminos, veredas, pueblos, avenidas, ciudades, llanuras, claustros, plantas, animales, quebradas, ríos, mares, océanos, y humanos, siento que me llenas de energía, de rayos ultravioleta, para seguir el camino, mientras ocupo parte de la creación del planeta tierra.
Ojo de Oro, cuando tu luminosidad, cobija mi cuerpo en reposo, o en movimiento, veo que dibuja mi silueta, hasta hacerme creer que soy un microcosmos, que existe en la inmensidad del universo, de aquel que te creo con potencial energía que inyecta luz, calor y vida, a todo lo que encuentra por el paso en la naturaleza humana y creada de toda existencia.
Ojo de Oro, al danzar dentro de sus formas de esferas, todo lo que ve y toca, deja capas de vapor, entre lo que une a los animales, a la humanidad entre sí, con la naturaleza creada y de toda mi existencia.
Ojo de Oro, al salir muy de mañana y toca los nidos de las aves, el cristal de las quebradas, los ríos, mares, océanos, viñas, campos, y pozos; el planeta tierra se carga de energía, hasta llenar de producción, a los animales del bosque, de los hogares y a todos los seres, que se ponen en reposo o en movimiento, en el tiempo de vida que suma y resta, durante la permanencia en el planeta tierra.
¡Gracias!…Ojo de Oro o Sol luminoso y ardiente, por ser parte del microcosmos con su luz, en mi caminar y en mi existencia.