El secretario general de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, y el presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), Moussa Faki Mahamat, hablaron este sábado sobre los conflictos en Sudán, que han degenerado en una de las peores escaladas de violencia en los últimos años en el país y acordaron coordinar esfuerzos para desescalar esta crisis.
“Acordaron coordinar sus esfuerzos para trabajar por una desescalada inmediata de la crisis. El secretario general también permanece en contacto constante con su Representante Especial sobre el terreno, Volker Perthes”, indica un comunicado de la ONU.
Guterres, que condenó “enérgicamente” el estallido de enfrentamientos entre las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) y las Fuerzas Armadas Sudanesas en Sudán, hará más llamadas a medida que avance el día.
Por su parte, Perthes, anunció este sábado que se ha comunicado con ambas partes para pedirles el cese inmediato de los combates para garantizar la seguridad del pueblo sudanés y evitar que el país sufra más violencia.
El grupo paramilitar sudanés FAR dijo hoy que no abandonará las armas hasta que el Ejército se rinda, mientras que el Ejército ha calificado a las FAR de “milicia rebelde”.
El caos desatado principalmente en Jartum y en otras ciudades por los choques han dejado hasta el momento tres civiles muertos y “decenas” de heridos, según el Comité de Médicos de Sudán.
La Fuerza Aérea sudanesa comenzó este sábado a bombardear posiciones del grupo paramilitar en un intento de repeler la “agresión” de esta mañana después de que las FAR acusara al Ejército sudanés de atacar una de sus sedes.
La FAR, por su parte, señaló que se habían hecho con el control del Palacio Presidencial, así como el aeropuerto internacional de Jartum, el más grande de Sudán, un extremo que las Fuerzas Armadas desmintieron.
Estos enfrentamientos se producen dos días después de que el Ejército advirtiera que el país está atravesando una “coyuntura peligrosa” que puede llevar al conflicto armado, después de que se “movilizaran” unidades de las FAR en la capital sudanesa y otras ciudades sin el consentimiento o coordinación de las Fuerzas Armadas.