Tegucigalpa – El padre Ismael Moreno, destacado líder religioso y defensor de los derechos humanos en Honduras, denunció el preocupante vínculo entre la política y la criminalidad organizada, a raíz del reciente escándalo que involucra a la familia Zelaya y, por extensión, al gobierno de la presidenta Xiomara Castro.
Moreno señaló que este tipo de conexiones han sido una constante en la política hondureña, independientemente de la ideología de quienes ostenten el poder.
«La criminalidad en la política no distingue colores ideológicos», afirmó Moreno, subrayando que la relación entre el crimen organizado y los actores políticos ha sido «penosa y vergonzosa» durante años.
Esta declaración se da en un contexto de creciente incertidumbre en el país, tras la difusión de un video que implica a Carlos Zelaya, cuñado de la presidenta, en negociaciones con narcotraficantes.
El sacerdote expresó su preocupación por el ambiente de desconfianza que ha generado este escándalo, señalando que el video ha provocado «conjeturas, rumores y temores», lo que contribuye a la inestabilidad y al clima de incertidumbre en el país. «Nos estamos convirtiendo en un país dominado por el miedo y la desconfianza», lamentó.
El video en cuestión, divulgado por la organización InSight Crime, muestra una reunión en 2013 entre Carlos Zelaya y narcotraficantes, en la que se discutieron posibles aportes de más de 500,000 dólares para la campaña del partido Libre.
Aunque Carlos Zelaya admitió haberse reunido con narcotraficantes, negó haber recibido dinero y renunció a sus cargos como diputado y secretario del Parlamento hondureño.
Diversos sectores de la sociedad civil han solicitado la renuncia de la presidenta Xiomara Castro, tras la divulgación del video que ha generado una crisis política en su gobierno.
Sin embargo, la mandataria, en un pronunciamiento público, condenó cualquier vínculo entre narcotraficantes y políticos, y denunció la existencia de un plan para desestabilizar su administración y «asestar un nuevo golpe de Estado» en el país.
Este escándalo ha intensificado la presión sobre el gobierno de Castro, en medio de un clima de tensión política y demandas de mayor transparencia por parte de la ciudadanía.
