Tegucigalpa – En una noche donde la tormenta Sara castigaba con su lluvia incesante el césped del estadio Morazán, la Selección Nacional de Honduras escribió una página dorada al derrotar 2-0 al ‘Gigante de la Concacaf’, México, en un duelo electrizante por los cuartos de final de la Liga de Naciones.
El drama se instaló temprano en el encuentro cuando Alex López, una de las piezas clave del engranaje catracho, tuvo que abandonar el terreno de juego tras un encontronazo con el ‘Chino’ Huerta.
El cielo sampedrano parecía llorar la pérdida de uno de sus guerreros, pero lo que nadie sabía es que estaba preparando el escenario para un nuevo héroe.
Los primeros 45 minutos fueron un duelo táctico donde México mostró sus credenciales con incursiones de Raúl Jiménez y Jorge Sánchez, mientras que la ‘H’ respondía con un Edwin Rodríguez que hizo trabajar a un siempre seguro ‘Memo’ Ochoa. El primer acto terminó en tablas, pero la sinfonía futbolística estaba por comenzar.
El maestro Reinaldo Rueda, cual director de orquesta, movió sus piezas magistralmente al minuto 60, introduciendo a Luis Palma y al debutante Yustin Arboleda. La jugada maestra estaba servida.
Y entonces llegó el momento Palma. El jugador del Celtic de Escocia, cual depredador oportunista, aprovechó un rebote al minuto 63 para enviar el esférico entre las piernas de Ochoa, desatando el júbilo en las gradas del Morazán. Pero la noche mágica de Palma no había terminado.
Quince minutos después, el ’11’ catracho volvió a aparecer. Como un poeta escribiendo versos con los botines, se internó en el área mexicana y con un golpe de derecha firmó su obra maestra, el 2-0 que hacía delirar a la afición hondureña.
El partido, que terminó con la desafortunada lesión del técnico mexicano Vasco Aguirre tras un incidente con objetos lanzados desde la grada, deja a Honduras con pie y medio en las semifinales.
La vuelta, programada para el 19 de noviembre en el ‘Infierno’ del Nemesio Díez de Toluca, promete ser una batalla épica donde México buscará la remontada y Honduras defenderá su ventaja con uñas y dientes.
En una noche donde la tormenta Sara fue testigo, Luis Palma se convirtió en el huracán que arrasó con las esperanzas aztecas, dejando a Honduras soñando con las semifinales de la Liga de Naciones.