El uso de la Inteligencia Artificial en la prensa está en pañales en la región, pero avanza a paso firme. Expertos recomiendan mejorar la capacitación de los periodistas y nunca olvidar el valor del factor humano.
Por DW
El uso de la Inteligencia Artificial en la prensa está en pañales en la región, pero avanza a paso firme. Expertos recomiendan mejorar la capacitación de los periodistas y nunca olvidar el valor del factor humano.
Las escuelas de periodismo, las fundaciones y los expertos llevan años investigando el impacto de la Inteligencia Artificial en la prensa. La pregunta ya no es si impactará, sino cuánto ha afectado el desempeño del trabajo profesional de los encargados de redactar noticias, realizar investigaciones y montar los noticieros. La respuesta, en corto, es que en algunos casos ha incidido para bien (acortar tiempos de trabajo, ayudar en las labores más mecánicas) y en otros para mal (surgimiento de fake news de aspecto profesional, reducción de puestos de trabajo).
Y aunque en los medios latinoamericanos el fenómeno aún no impacta con toda la fuerza que uno esperaría, sin duda la IA está ganando espacio rápidamente. «Hay un uso poco extendido y, además, desigual», dice a DW Valeria Groisman, periodista, académica y escritora argentina que trabaja temas de nuevas tecnologías junto a la fundación alemana Konrad Adenauer. La especialista cita un estudio realizado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en 2023, que asegura que solo el 20 por ciento de los periodistas conoce usos de la IA en su trabajo diario.
«Supongo que no solo se trata de la dificultad en el acceso y la falta de formación en estas tecnologías, sino también que todavía no está claro cómo hacer un buen uso de la IA sin violar los pactos éticos de la profesión. Algunas redacciones de Latinoamérica ya tienen su propio manual de uso. Por ejemplo, el diario Folha de São Paulo. Una de las reglas básicas es que todo contenido elaborado por o con la ayuda de la IA debe consignarse. El lector tiene el derecho de saber que está consumiendo información producida con uso de IA», señala.
«Si pudiera hacer un resumen, diría que todavía la adopción de la IA en una gran mayoría de los medios de Latinoamérica depende de iniciativas particulares de los periodistas», explica a DW Christian Espinosa, periodista ecuatoriano experto en IA y fundador de la consultora Cobertura Digital. «Algo parecido a lo que ya pasó con los móviles: al final la mayoría de los periodistas tuvo que aprender por sí mismo cómo funcionaban los celulares y las redes sociales», relata. En su opinión, es importante imponer desde ya cursos de formación para familiarizarse con la IA en las salas de redacción.
«Donde más se ve un interés y una capacidad por emplear y aprovechar al máximo las nuevas tecnologías es en los periódicos digitales y las verificadoras de noticias», dice Groisman, que revela un aporte positivo de estas herramientas: «En países latinoamericanos con falta de libertad de expresión y alta persecución a los periodistas, las redes sociales y las nuevas herramientas tecnológicas nos permiten generar contenido por menos dinero. Y eso nos da mayor autonomía».
Además, agrega la especialista, la prensa enfrenta otros desafíos. «El periodismo está buscando cómo salvarse frente a la caída en la confianza en las noticias. Hay que tener en cuenta que la información ya no compite solo con otra información, y la atención de las audiencias se la disputan también los formatos de entretenimiento, como el streaming o los videojuegos». Y como el público más joven busca informarse por canales que no son los tradicionales, lo natural es que el periodismo derive hacia redes sociales y vías como WhatsApp y Telegram para llegar a la esquiva audiencia. Y en ese cambio la IA es determinante.
El factor humano
¿Habrá menos periodistas en el futuro debido a la arremetida de la IA? «A lo que más deberíamos temer es a la llegada de periodistas que no sepan utilizar la IA en las redacciones», dice Espinosa. Un profesional que desconozca estas herramientas será incapaz de desenvolverse. «Hay que tener claro, por ejemplo, qué herramientas utilizar para gestionar información, para la planificación, la adaptación de formatos… Cada proceso de la producción de la información periodística puede apoyarse en la IA».
«No creo que nos quite el trabajo. Lo que nos quite, probablemente, sea el trabajo de más. Por ejemplo, yo converso con escritores y antes tenía que transcribir mis entrevistas, lo que me llevaba horas. Ahora utilizo un programa de transcripción y luego, por supuesto, edito. Eso me ahorra mucho tiempo que puedo dedicar a lo que más me importa, que es el texto», explica Groisman, que aconseja «no descansar en la IA», porque «la mirada humana del periodista sigue teniendo un valor irremplazable».
Este punto es relevante, porque muchos olvidan que «la mayor parte de las IA trabajan sobre el contenido ya publicado en la web, eso implica que tiene sesgos y sufre alucinaciones. En términos simples: puede generar respuestas incorrectas», apunta la experta argentina, y es ahí donde se necesita la mano humana. Incluso aventura que, «como apreciación personal, quizás en el futuro el lujo sea acceder a un tipo de periodismo artesanal, muy humano, una especie de ‘hand made'».