Tegucigalpa – La Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS) ha experimentado una radical transformación en sus medidas de seguridad tras la brutal masacre del 20 de junio de 2023, cuando integrantes de la pandilla Barrio 18 asesinaron a 46 privadas de libertad en uno de los episodios más sangrientos en la historia del sistema penitenciario hondureño.
Bajo la dirección de la Comisión Interventora del Instituto Nacional Penitenciario (INP), ahora con supervisión militar, se ha nombrado a la teniente coronel de material de guerra Reina Almendares como directora de la PNFAS, quien ha implementado un riguroso sistema de control.
«No fuimos formados para esto, pero hemos aprendido en el camino. Se ha logrado imponer el orden, pero es un trabajo constante», expresó la oficial militar, quien por seguridad prefiere permanecer en su oficina dentro del penal en lugar de utilizar el dormitorio asignado en el área de los nuevos módulos.
Entre las medidas de seguridad implementadas destacan la segregación de internas en celdas con muros altos, tubos de acero, malla ciclón y alambre de serpentina. Asimismo, se ha establecido un código de vestimenta obligatorio consistente en calzonetas o leggins negras y camisetas blancas, y las privadas de libertad deben solicitar autorización a las custodias para salir de sus módulos, pasando por múltiples aduanas equipadas con cámaras de vigilancia.
La población actual de la PNFAS presenta una compleja diversidad, incluyendo mujeres pertenecientes a maras y pandillas, adultas mayores, madres con hijos, personas con discapacidades, extranjeras y casos especiales ubicados en un módulo anexo, todos bajo estrictas medidas de protección.
Karla Pineda, una interna de 49 años recluida desde 1998 por el delito de asesinato, representa un caso singular. Durante sus 27 años en prisión ha sido testigo y sobreviviente de varias masacres, pero ahora se prepara para recuperar su libertad con planes de establecer una academia de costura, actividad que ha desarrollado durante su largo período de reclusión.
Las responsables directas de la masacre de 2023 permanecen recluidas en la cárcel de máxima seguridad de Ilama, Santa Bárbara, mientras las autoridades de la PNFAS reconocen que, contrario a suposiciones anteriores, no se puede subestimar la violencia ejercida por mujeres en el contexto carcelario.
