Madrid – El Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos (CGCOP) ha alertado de que el uso excesivo de esmaltes permanentes puede provocar alteraciones y daños irreparables en las uñas, ya que dificultan su transpiración y hacen que se vuelvan más finas.
Así lo señala el Consejo en un comunicado, en el que su secretario general, Juan Dios, detalla que, además, los esmaltes permanentes dañan la lámina ungueal, por lo que las uñas pierden brillo y se rompen con más facilidad.
Según los podólogos, en los últimos años y con la llegada del verano aumentan los diagnósticos negativos respecto al uso de esmaltes y uñas de porcelana, porque para su aplicación es necesario pulir la lámina ungueal para facilitar la adhesión de las capas de gel, lo que la deja porosa.
Además, los profesionales destacan que se encuentran a comienzos de verano con «uñas que amarillean, lo que se debe, en muchos casos, al abuso de esmaltes que no permiten a la uña respirar».
Por ello, recomiendan que se evite llevarlos durante mucho tiempo y nunca más de 15 días si no se quiere perjudicar la salud de la uña.
Estos tipo de lacas, al ser más duraderas, impiden el crecimiento natural de las uñas y durante el verano su riesgo se multiplica con el calor y la humedad. Esto se debe a que se crea una capa húmeda entre el esmalte y la uña que propicia la aparición de hongos, que pueden hasta causar su pérdida.
Recomiendan también que se compruebe la composición del esmalte, para evitar el «trío tóxico»: el tolueno, el formaldehído y el ftalato de dibutilo, porque estas sustancias se relacionan con trastornos reproductivos, lesiones en el sistema nervioso e incluso cáncer.
El CGCOP asegura que alrededor de un 7 % de la población presenta intolerancia a los compuestos de los pinta uñas y que las personas alérgicas presentan diversos síntomas en forma de eccema.