Tegucigalpa – Los aspirantes a la presidencia de Honduras aprovecharon el fin de semana para hacer sus últimos llamamientos a la ciudadanía antes del inicio del periodo de silencio electoral, durante el cual solo podrán exponer sus planes de gobierno sin solicitar explícitamente el voto a los electores.
En el Partido Liberal, tres figuras destacaron en la jornada final. Salvador Nasralla, quien recorrió diversos municipios del departamento de Olancho, donde prometió convertir la región en «la gran despensa que alimentará a Honduras», concluyendo su gira con un multitudinario evento en Cantarranas, Francisco Morazán.
Por su parte, la precandidata Maribel Espinoza eligió la capital para su cierre de campaña, desde donde criticó duramente la actual forma de gobernar el país, calificándola como una «vileza». Mientras tanto, Jorge Cálix concentró sus esfuerzos en El Progreso, Yoro, donde aseguró que la victoria de su movimiento «está escrita» y solicitó a sus seguidores votar en plancha para fortalecer su plataforma política.
En el partido oficialista Libertad y Refundación (Libre), las diferencias internas quedaron expuestas en los contrastantes discursos de sus precandidatos. Rasel Tomé, del movimiento Morena, congregó a sus simpatizantes en El Progreso, Yoro, donde en clara alusión a su contrincante Rixi Moncada, aseguró que «vamos a tumbar a Goliat», exhortando a sus seguidores a ejercer su libertad de elección sin intimidaciones. Por otro lado, la candidata oficialista Moncada, que cuenta con el respaldo de seis de los siete movimientos internos del partido, realizó su cierre en la capital con un acto simbólico que incluyó la presentación de un libro sobre el golpe de Estado de 2009 y alabanzas a la figura del expresidente Manuel Zelaya, además de establecer un contraste entre su partido, al que describió como «el partido de justicia, fe y Dios», y la oposición, a la que se refirió como «narcodictadura».
En el Partido Nacional, Ana García de Hernández escogió el municipio de El Triunfo, Choluteca, para su evento final, donde expresó su confianza en celebrar la victoria dentro de ocho días. Mientras tanto, Nasry Asfura, líder del movimiento «Papi a la Orden», convocó a los nacionalistas en Tegucigalpa con un llamado ambicioso: alcanzar un millón de votos en los comicios internos. Acompañado por Juan Diego Zelaya, precandidato a la alcaldía, y los 23 aspirantes a diputados por Francisco Morazán, Asfura enfatizó que el verdadero objetivo es la elección general del 30 de noviembre, a la que calificó como «la madre de las batallas».
Los analistas políticos anticipan una elevada participación en estas elecciones primarias, que servirán como termómetro para medir la fuerza real de cada partido de cara a las elecciones generales, donde se definirá el rumbo político de Honduras para los próximos años. La ciudadanía hondureña tiene ahora la última palabra en las urnas el próximo domingo 9 de marzo.
