Tegucigalpa – Marco Pérez, director de la Secretaría de Derechos de la Niñez, ha revelado una tendencia alarmante en los índices de casos de maltrato, violación y abuso a menores en Honduras. Según sus informes, se ha registrado un aumento del 50% en estos delitos contra la infancia durante lo que va del año actual.
Esta estadística representa una grave preocupación tanto para las autoridades como para la sociedad hondureña en general. Refleja un escenario sumamente desafiante en cuanto a la protección y el bienestar de los niños y niñas del país.
Se presume que alrededor de más de 3,500 casos de vulneración de derechos de la niñez se han presentado hasta la fecha. Esta impactante cifra pone de manifiesto la magnitud y complejidad de esta problemática. Aún más alarmante es el dato de que, dentro de estos casos, al menos 254 incidentes específicos afectan principalmente a niñas, evidenciando una vulnerabilidad particular de este grupo demográfico ante diversas formas de maltrato y abuso.
Ante esta crisis, Pérez enfatiza que la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) insta «con toda la energía posible a la detención de estas situaciones de violencia contra los niños y las niñas». Sin embargo, se destaca una preocupante realidad: muchos casos no se registran oficialmente debido a la falta de denuncias por parte de la población.
Pérez hace un llamado apremiante a la comunidad, las autoridades locales y la sociedad en general para que se acerquen a la SENAF y denuncien estos delitos, a fin de poder brindar la atención y protección requerida a la niñez vulnerada. «Tenemos una cantidad del 50 por ciento más o menos de violación de casos y de abusos, pero hay muchos más, estamos en la búsqueda de atender a la niñez donde sea», puntualiza.
Los departamentos de Honduras con mayor incidencia de estos casos son Francisco Morazán y Cortés. Incluso en las zonas rurales del país se presentan casos que tampoco son denunciados, según informes de la SENAF.
Recientemente, en Jutiapa, Atlántida, se registró un caso particularmente alarmante, en el que una madrastra y un padrastro presuntamente asesinaron a un niño de cuatro años, a quien también le habían generado constantes abusos.
Ante esta crisis de derechos de la niñez, es crucial que la comunidad, las autoridades locales y la sociedad en su conjunto se unan para tomar medidas concretas y efectivas que garanticen la seguridad y el bienestar de los niños y niñas vulnerados en Honduras.
