Tegucigalpa – Las remesas, esos fondos que los compatriotas en el extranjero envían a sus familias en Honduras, desempeñan un papel crucial en la economía del país.
Según Mauricio Díaz Burdett, coordinador del Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), estas remesas desempeñan un papel fundamental en la reducción de los niveles de pobreza en la nación.
Díaz Burdett enfatiza que las remesas históricamente han sido destinadas a una variedad de gastos que están directamente relacionados con el bienestar de las familias receptoras.
Además, señala que hay un efecto secundario significativo: la entrega y la gestión de divisas, así como las oportunidades comerciales que surgen en torno a este flujo de fondos.
De manera relevante, el experto señala que, en cierto sentido, son las personas que han emigrado y envían remesas las que sostienen la economía del país. En comparación, la inversión extranjera directa (IED) se queda significativamente rezagada en términos de impacto económico.
Mientras que las remesas superan los ocho mil millones de dólares, la IED apenas alcanza los 900 millones de dólares, lo que equivale solo al 10% del flujo de remesas.
Díaz Burdett hace hincapié en que si no fuera por las remesas, la tasa de pobreza en el país sería aún mayor, ya que no se lograría una generación significativa de empleo ni de ingresos.
Además, subraya que la sostenibilidad de las empresas, tanto a nivel macroeconómico como microeconómico, depende en gran medida de estas remesas.
Por lo tanto, enfatiza la importancia de desarrollar una política migratoria que tenga en cuenta este aspecto, ya que de no hacerlo, existe un riesgo real de un aumento significativo de la pobreza en el país.
En resumen, las remesas no solo son un apoyo vital para las familias hondureñas, sino también para la economía nacional en su conjunto.
